jueves, 29 de octubre de 2009

La tranquilidad

Hoy ceno solo.

Y es que he esperado cenar solo. La semana ha sido ajetreadita y realmente aprecio bastante estos momentos de descanso y tranquilidad que me brinda el vivir solo.

Hoy ceno empanadas con vino tinto. He tomado hace semanas ya la buena costumbre de tener siempre un vinito tinto en la casa. Y lo consumo con agrado. A diferencia de otras bebidas, me encanta el tener una que se tome despacio, despacito.

Hoy ha sido un día feliz. Cerré negocios, me dediqué a lo que más me guste. Me coquetearon, coqueteé. Me ignoraron, lancé señales de vida y no obtuve respuesta. Me desperté temprano, me dormiré tarde. Me subieron el alquiler de la casa y yo acepté feliz por que lo subieron a mucho menos de lo que yo esperaba en mis más optimistas delirios y por que me he dado cuenta que sería muy infeliz mudándome de mi pisito. Hablé con mis mejores amigos, extrañé a mis padres y a mis hermanos (de rato en rato es bonito extrañar) y ... vuelvo a escribir.

Es lo bueno de tener un block de apuntes. Siempre está disponible para cuando tienes necesidad de apuntar cosas. O de botar demonios.

Hace ya un par de meses que he vuelto a ser un hombre tranquilo, ecuánime. Que vuelvo a sentirme feliz con lo que tengo. Que soy un hombre que ya no siente tensión. Máxime aún cuando se da cuenta que lo que fueron sus fuentes gratuitas de tensión están bien lejos y parece que se alejan aún más. Feliz de no tener que ser el único ni el mejor sino uno más. Feliz de formar parte del pasado y aún más feliz de ser dueño de mi propio futuro.

Pero, del futuro pensaré mañana. En horario de oficina. De ocho a una y de tres a siete. Ahora sólo quiero acabar mi vinito y comerme la última empanada. Es de pollo y se está enfriando. Y el vino es un cabernet y ahora sé reconocerlo y diferenciarlo.

Definitivamente este año ha sido muy bueno.

Mis felicitaciones para el chef.