miércoles, 15 de octubre de 2008

Charlas de Estadio - Historia 1

- Pero tranquilo pues huevón. Total, va a volver ¿no?
- Eso es lo que no sé, pe. Espero que sí ... pero no sé.
- Osea qué? Fácil no regresa.
- Fácil no. Y es que el tema no es que no regrese por que puede que sí ¿entiendes? Es solo que no se sabe cuánto le va a tomar este tema. Osea, primero se va por un tiempo ¿ya? De ahí se supone que tendría que venir a Lima pero no lo va a hacer por que tiene que irse pa otro lado a ver otros temas que, si no los ve en ese momento, luego se le va a complicar.
- Y luego se vuelve a ir.
- Si. Y por eso es que no sabemos en realidad cuánto tiempo no va a estar.

Faltaban más o menos veinte minutos para el inicio del partido. Como siempre yo estaba ya sentado esperando que salga el equipo para pararme en la grada y ver a mi esportin querido. Hacían ya cinco o seis minutos que estos dos causas se habían sentado a mi costado. Jean, camisa, casaca también de jean (de esas que tienen peluche en el cuello). Se sentaron a mi costado sin mirarme - yo tampoco los miré sino hasta despues de escuchar todo - y empezaron a hablar.

La típica pareja de causas, amigos de toda la vida, donde uno brinda apoyo al que lo necesita por que uno de ellos se veía - se sentía - especialmente triste. Luego de seguir las primeras frases de la conversa entendí el dramón. La pareja del segundo se iba a algún lado y la relación se vio forzada a romperse. Nada original, pensé.

- Pucha, pero la esperas pe huevón. Que tanta palta te haces.
- Si, bueno, hubiera sido una opción. Pero ella la sacó de plano. Cuando hablamos de su viaje dijimos que nada de tener relaciones a distancia, que son difíciles, que no pagan, que lo mejor sería que terminemos y luego veamos.
- Osea que ella quiso terminar desde un inicio.
- No es que haya querido terminar. Es que yo también la cagué pe. Cuando dijo eso de "relación a distancia" yo puse una caraza que noté cómo cambió la forma que miraba pe y por eso dijo lo de que es difícil, que mejor no, que mejor terminamos. Y yo, pucha, por huevón no dije nada. "Si" dije, va a ser mejor. Y acá estoy pe, cagado.
- Pero no entiendo. Si ella no quiere terminar, tú no quieres terminar. ¿Pa qué cha terminan?
- Es que habíamos quedado que íbamos a terminar. ¿No te estoy diciendo?
- Claro, claro. Pero igual no entiendo.

El silencio de los causas coincidió con una fría corriente de aire. Saqué un cigarrillo y lo prendí.

- Puta, ¿sabes qué me gustaría hacer?
- ¿Irte con ella?
- No. Me gustaría poder ir corriendo al terminal y bajarla del carro. Pucha, y que ella se quede.
- Pero anda pe huevón. ¿Por qué no vas?
- ...
- ...
- No, ni cagando. De acá hasta allá me demoro como media hora y su carro está saliendo ahorita.
- Osea que mientras estás sentado acá, ella se quita.
- Hhhhmmmajá
- Y tu te quedas acá cagado, viendo al Cristal.
- ¿Oe, pendejo, tu me estas queriendo ayudar o me estas queriendo cagar más?
- Pe riéte pe huevón. No vas a estar cagado todo el rato. Total va a regresar. Ta que ya es pa que te dejes de huevadas. Total, cuando llegue a ... a ¿A donde se va?
- Al culo del mundo se va, no sé que sitio de mierda es.
- Ya, cuando llegue ahí te va a llamar y van a estar hablando todos los días. Así que no te me hagas el triste por las huevas.
- Yo no pensé que me iba a coger tan fuerte, la verdad.
- ¡Fuera de acá! Yo te conozco compadre, tu eres así de huevón.
- Y pucha, ayer me abrazó fuerte cuando se despidió. Nunca la había sentido así. Nunca.
- ...
- ...

El cigarro se acabó y yo, cansando de estar sentado en el frio cemento me paré. Los causas también se pararon a mi costado.

- Cuando se quitó, me abrazó y me dijo que me amaba.
- Que chévere. Cariñosa ¿no?
- Y yo también la amo, Mario. La extraño un huevo. Y por la santa que la voy a esperar. Dos años si es necesario, yo la espero. Vamos a volver a estar juntos.
- Claro pe. Ya te dije, no es para tanto chongo. El tiempo va a ir pasando rápido. Antes que te des cuenta, ya van a estar juntos otra vez.

¡¡¡Fuerza Cristal!!! Por más interesante que fuera la historia, la celeste salía al campo y yo grité interrumpiendo toda la conversación. La gente de las barras empezó a cantar, yo me despreocupé del dramón y empecé a aplaudir al equipo ya que, a fin de cuentas, para eso había ido al estadio. Se soltaron papelitos, se prendieron extintores, se estiraron banderolas y la gente empezó a cantar.

Volveremos, volveremos. Pero yo te digo una cosa, Mario. Volveremos otra vez. Yo no la voy a dejar ni cagando. Volveremos a ser campeones. Por mi santa madre que yo voy a estar con ella.Y a la copa otra vez. ¡¡¡Vamos Cristal!!!

Antes de concentrarme en el partido, voltié a ver al muchacho. Saltaba agitando la mano, gritando, con los ojos rojos. Y repetía el mismo cántico que cantabamos todos: volveremos, volveremos, volveremos otra vez. Y lo vi un toque más. No sé. Todos cantabamos que volveremos a ser campeones ... pero él no. Mientras gritaba "volveremos, volveremos otra vez", yo sabía que se refería a otra persona que tal vez - pensé - se encontraba efectivamente saliendo de la ciudad en ese preciso momento.

A veces las barras no sólo sirven para decirle a tu equipo cuánto lo quieres. A veces sirven para mandar mensajes de amor de otro tipo. Todo es cuestión de cómo las cantes. Digo, es un decir.


No hay comentarios.: