miércoles, 29 de noviembre de 2006

Digo, es un decir.

Mi primer post fue el 25 de mayo del 2006. Fue un post largo y creo que aparte de mi, mi hermano y dos que tres amigos, nadie mas lo leyó. (Si tienes curiosidad, puedes verlo acá). Desde esa fecha han pasado 188 días. Aproximadamente 4512 horas y 270720 minutos. Algo mas de seis meses.

Seis meses blogeando.

Definitivamente no he cambiado el mundo ni he solucionado los problemas de nadie. Le he quitado horas al trabajo y al descanso. Pero, aunque suene tonto, he sido feliz. Sigo siendo feliz.

Hoy el contador de mi blog me dice que éste que estoy escribiendo es el post número 100. Tal vez no sea un gran logro escribir 100 posts pero, al igual que hice cuando tuve mis primeras 1000 visitas, creo que éste es un buen momento para preguntarme cómo me siento con todo eso.


Y como ya les dije cómo me siento, me doy por satisfecho y cierro este post. Gracias de nuevo a todos los que me visitan, a los de siempre, a los que entran y no leen, a los leen y no entran (bendito bloglines que no me permite subir en las estadísticas) y a los recientes. Se vienen 100 mas. Digo, es un decir.

Deseperados por el concierto.

1
Ayer fue el concierto de Shakira. Al respecto debo señalar que, mas allá de reconocer que está simpatica la colocha, he aprendido a huir de su música como si del reggaeton se tratara. No me gusta. No recuerdo que me haya gustado. En fin.

Eso explica que el día de ayer, el tema del concierto me tenía, francamente, sin cuidado. Sin embargo Omar, amigo y compañero de trabajo que ya apareció antes por este blog, tenía su entrada asegurada. ¿Cómo la consiguió? Pues no. No pagó ni un sol. La semana pasada le llegó un mensaje de movistar en el que le informaban que él había ganado una de las mil (1000) entradas gratis para ver el concierto. A caballo regalado no se le mira el díente y sin mas dudas, recogió su entrada y ayer estuvo muy contento en el concierto, según lo que me ha contado.

Yo, que no vivo aislado en mi país, sabía que el concierto había despertado su expectativa. Lo que no me resultaba raro para nada. Me imaginaba que el concierto sería un lleno considerable y que las entradas estarían ya agotadas a pesar del prohibitivo precio de algunas de ellas (mira que quinientas maracas para un concierto, ni que fuera Cristo redivivo). Sin embargo, esa ficción mía se cayó cuando a las 11:12 del día de ayer me llegó el siguiente mensaje de texto:


Mensaje 1
Movistar. Presenta tu celular
movistar en teleticket de
Ripley y obten 25% de dscto
en entradas para ver a
Shakira
De:8080
11:12am 28-NOV-06


¿Qué? Osea, vamos por partes. Eran las 11:12 del día del concierto ¿cierto? Faltaban poco menos de 10 horas para que la artista empiece a cantar ¿okey? Y me estaban rematando una entrada con un increible descuento de la cuarta parte (osea, la de quinientas lucas me salía a 375) tan sólo si presentara mi celular movistar. ¿Es eso una promoción o un intento desesperado por animar a la gente a que compre las entradas que se estaban quedando (que no serían pocas por que sino, no harían rebajas del 25%)? ¿No que el concierto iba a estar reventando?

Bueno, entonces veo que han estado regalando entradas como loco y haciendo descuentos increibles. Tal parece que o Shakira no ha pegado tanto en el Perú como se pensaba (lo que me parece inverosimil) o simplemente le echaron mucha levadura a los precios y simplemente espantaron a la gente. Definitivamente parece que los organizadores estuvieron desesperados por el concierto. Desesperados por vender mas entradas a última hora. En fin. Aún así he leído que fueron cerca de 20,000 puntas al concierto. La pregunta que habrá que hacerse ahora es ¿cuánta gente esperaban llevar los organizadores?

Por lo pronto yo sonreí y seguí trabajando. "Si a las tres de la tarde me llega un mensaje diciendo que pase por una boletería, muestre mi celular y entre gratis al concierto, voy" fue mi pensamiento. El resto del día no me llegó ningún otro mensaje. Lo que no me desencantó por que al mismo momento que Shakira empezaba a cantar, yo estaba firmando el contrato de alquiler de mi nueva casa.

Pero ese será motivo de otro post. Digo, es un decir.

martes, 28 de noviembre de 2006

El motivo de la sequía.


Recuerdo las propagandas de desodorantes de hace varios años. Aquellas en las que andaba un tipo de lo mas tranquilo por el mundo y de pronto, en alguna situación determinada, miraba a la cámara con cara de asustado y soltaba el ya clásico "¡oh!, me abandonó". Lo que quería decír que exhalaba un olor a alas terrible por que el desodorante se había terminado de evaporar.

Bueno, el detalle escatológico del desodorante podemos dejarlo de lado. Con lo que me quiero quedar es con la frasesita de marras. Este mes mi ritmo de posteadas ha estado bajo. Estoy en medio de una sequía. Antes escribía parejo, feliz de la vida. Tenía tantos temas de post que a veces posteaba más de uno por día y muchas veces tuve que dejar otros temas en el tintero, o en el teclado.

Pero, ahora último, me cuesta encontrar un buen tema. Y cuando creo encontrarlo, el teclado no arroja lo que yo quiero. De pronto el post va saliendo contrahecho, insípido, mas misio que un arroz blanco y para eso, mejor no posteo nada. Es en esos momentos, cuando siento que mi capacidad de escribir no está, que miro a la imaginaria cámara que me enfoca y digo "¡oh! me abandonó" (la escritura, se entiende, no el desodorante).

Y es por eso que no puedo postear. Y tampoco sé que hacer al respecto. Bueno, tambien tiene que ver el hecho de que últimamente estoy un poco mas ocupado que de costumbre y que, por fin, se me levantó otra sequía. Por fín volví a ganar un caso luego de un buen tiempo. Ya me estaba preocupando, claro que con un poco de ayuda ¿no? pero todo es parte del juego.

Esperemos que empiece a llover pronto. Digo, es un decir.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Cuatro

En mi familia somos cinco. Tres hijos hombres.

En mi familia somos cuatro hombres y mi mamá.

Eso de ser cuatro hombres ha sido siempre un detalle simpático. Mi madre se sabe la mujer mas protegida del mundo y las veces que no hemos contado con ella, el ser cuatro nos permitió diversiones que quizá mucha gente no ha conocido.

Recuerdo cuando tenía 10 años y quería que mi padre me compre un "max play" (uhhhhhh, no en vano han pasado 15 años). La conciencia de mi padre le dijo que tal gastada de monedas no valía la pena y decidió que le salía mas a cuenta iniciarme, con su venia y sus instrucciones, al mundo de los hoy ya desaparecidos pimbols. Asi, entré junto a mi viejo a un caletón pimbol huancaíno. Mi viejo soltó un billete para que pueda perderlo en fichas y ser, durante unos momentos, feliz. En Huancayo las fichas costaban diez céntimos. En los años siguientes volví a ir seguido al pimbol pero, logicamente, ya no siempre con mi padre.

Recuerdo tambien que, entre los juegos que habían, se pusieron de moda aquellos juegos de plataforma que permitían jugar hasta cuatro jugadores simultaneamente. Eran las tortugas ninjas quienes mataban a medio Perú en un juego larguísimo e interminable.

A finales de ese año, mis hermanos fueron a Huancayo a pasar navidad. Fuimos cuatro y ante una propuesta, no se si mia o de Iván, nos fuimos los cuatro al pimbol, nos apropiamos de la máquina y jugamos y jugamos y jugamos y jugamos y jugamos y seguimos jugando. Evidentemente la atracción del sitio era mi padre quien, ya casi por la cincuentena, aprendió rápidamente a seguirle el ritmo al juego y jugaba junto a sus hijos con la suficiente pericia. Esa escena se repitió varias veces, durante muchos años, hasta que dejaron de haber pimbols.

Pero no sólo de pimbols estan hechos los recuerdos. Recuerdo también que la vispera al matrimonio de mi hermano Daniel, ante la iniciativa de mi Papá, nos reunimos los cuatro en un bar simpaticón y, por primera vez en la vida, cheleamos juntos. Sólo nosotros. Sólo los hombres. Y cheleamos parejo ¿eh? Y se conversó de todo. De hecho es la velada mas agradable que he pasado. Y eso que he pasado muchas ¿eh?

Hará dos semanas que mi papá vino de Huancayo a Lima. Por una noche volvimos a ser cuatro ya que mi madre se quedó en Huancayo y mis cuñadas estaban una trabajando y la otra estudiando. Fuimos a comer un sánguche y luego de eso paseamos un toque en el jeep de mi hermano. Entonces pasamos frente a un taco y la idea tomo cuerpo. Nos divertimos durante tres horas jugando algo que podría calificarse como billas. Se embocaron poquísimas bolas pero cada lance y cada cacho eran un sólo de risas. Los cuatro, que siempre estamos juntos, esa noche estuvimos nuevamente juntos. Y por la mismisima hostia consagrada que la pasamos muy bien.

A veces nosotros somos mi papá y los tres hermanos.

Pero lo bonito es que, sin mayores problemas, podemos fácilmente ser cuatro amigos que se conocen de toda la vida.

Me conmuevo de sólo pensarlo ... y sonrío, como sonreía cuando jugabamos pimbol y terminabamos el juego y volteaba a mi izquierda y veía a mi padre quien, todo sudoroso como yo, se sentía igual de felíz ante el ínfimo triunfo que acababamos de alcanzar.

Ahora dejo de postear, tengo que ir a mi casa, hoy día llega mi papá de viaje. De repente volvemos al taco. Digo, es un decir.

Plato nacional

Ayer mi jefe tuvo la genial idea de llamar a directorio a las 12:00 en punto. Justo una hora antes del almuerzo. Es que él tenía que estar a las 7:00 en el aeropuerto. Se iba a Buenos Aires. Que envidia.

Los directorios suelen durar entre 1 hora y media y dos horas y media. El de ayer duró casi dos horas. Se discutieron muchas cosas, de las que no puedo dar detalle bajo pena de ser expelido de mi centro de labores (tengo la ligera sospecha de que mi jefe lee mi blog, en todo caso, ¡saludos!). Sólo voy a rescatar una frase: "para un pollo a la brasa".

Cinco abogados hambrientos en una sala cerrada y se soltó la frase mágica. Se cruzaron miradas y puedo jurar que algún estómago crujió.

Cuando quince minutos despues bajábamos la escalera, nadie preguntó a dónde iriamos hoy a almorzar. Todos sabíamos que la elección habia sido tomada desde antes que acabe el directorio. Señores, hoy toca pollo a la brasa.


Ayer, mientras destazaba la jugosa pierna, pensé que los peruanos nos somos tan sinceros. Que el plato nacional, mas aún que el ceviche, es el pollo a la brasa. Desde el que viene con su aguadito y que fue el primero que yo conocí en las pollerías del Cusco hasta ese que me comentaron que venden en Iquitos y que viene con plátano frito. Realmente un manjar. No debe haber humilde aldehuela en este suelo de Basadre, Palma y Cubillas donde no haya un horno prendido y tres pollos dando vueltas enjugados con ese aderezo de los dioses que incluye cerveza, sillau, sal, pimienta, y el secreto del abuelo, de tantos abuelos. En fin.

Luego de escribir este post, se me ha hecho agua la boca, Creo que hoy de cena también va a tocar pollo a la brasa. Digo, es un decir.

Para pensarlo mejor

Yo soy de los que evito caminar por Ripley o Saga como "quien pasea". Me parece aburridisimo pasear por una tienda si es que no tengo la intención de comprar algo o de buscar precios, garantías o marcas de algo que voy a comprar. Por eso es que nunca me paseo por tooooda la tienda. Dificilmente me detengo en cristalería o en ropa interior de niños. Veo lo que busco y me voy con las mismas.

Pero, a veces cuando se dan laaargos paseos por los centros comerciales, éstos incluyen un tour completo por Saga o Ripley que, digan lo que digan, son dos tiendas igualitas y que, aunque pasen los meses uno tras otro, siempre siguen estando igual. Incluso antes esos paseos abarcaban a "Casas & Cosas", fenecida tienda donde, personalmente, he conocido todo el amplio significado de la palabra aburrimiento mientras mi madre y mis cuñadas veían primorosos individuales importados de Taiwán.

Recuerdo entonces que esos largos paseos incluian la zona de los muebles (usualmente ubicada en el último piso) y en el que me aburría un montón por que no tenía la mínima intención de comprar muebles en ese futuro cercano (actualmente sueño con un cómodo sofá negro de cuero donde pueda tirarme a jugar playstation con mi hermano Iván). Cuando el paseo llegaba a esas instancias, ya era por que había durado cuando menos dos horas y uno, que es humano, no podía aguantar la tentación de, como quien prueba los mullidos sillones, darse un buen descanso en sillón ajeno.

Sin embargo, este video me ha hecho pensarmelo mejor. Nunca se sabe cuándo puede haber algún chistoso ahí.



Así que, a su propio riesgo señores. Lo que es yo, la proxima mejor me quedo parado. Digo, es un decir.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Alatriste en pantalla

Desde que me hice un lector hará unos 12 años, he disfrutado muchas historias. He tenido noches en vela, como todo lector, frente a libros vibrantes y emocionantes. He vivido tantas veces tantas vidas además de la mía que no puedo evitar sentir un sentimiento de compasión cuando me encuentro con alguien que me señala que "no le gusta leer". Hay quienes me critican por no salir a correr en las mañanas, yo los criticaría por no leer aunque sea una página al día pero, válgame Dios, todos los hombres son distintos y habrá quien encuentre en otras cosas la alegria que encuentro yo en los libros. Pero, como ellos me miran con compasión por no entender la vida como ellos, yo hago lo mismo por mi parte.

Entonces he conocido personajes que marcaron mi vida y muchos de ellos son los que marcaron la vida de muchas otras personas. En cuanto a literatura yo no me considero un gourmet sino mas bien un simple glotón que lee y relee las historias mas sabrosas y no se detiene a pensar si es que la técnica narrativa es novedosa o no. Yo me limito a disfrutar y, !hombre¡, aún hay tanto por disfrutar.

Pero, definitivamente, uno de los personajes que mas entrañables se me hizo fue Diego Alatriste. "Las aventuras del Capitan Alatriste" es una colección de libros que recomiendo. Tal vez no sea el último ejemplo de la moderna técnia narrativa española pero, su argumento eficaz y su narración fluida hicieron que leyera esos libros (son cinco y está por salir el sexto en algun momento, espero) uno tras otro casi sin descanso.

Y, como ante todo personaje interesante, el cine llega y se lo apropia. Eso a mi me da pena ya que, convencido como soy de que el cine no hace sino que cada caracter que adopta pierda el 75% de su encanto, el Capitan Alatriste quedará condenado a tener, per secula, la cara de Viggo Mortensen (que es de lo mas parecida a la idea que teniamos pero igual, no me alegra). Creo que la película ya se estrenó en España pero aca, para variar, posiblemente no llegue o llegue tarde.

En fin. Aca les comparto el trailer de esa película.



Esperemos que sea buena. Digo, es un decir.

lunes, 13 de noviembre de 2006

El mejor de todos y que no grité.

Fumar tiene muchos efectos negativos. Eso lo sabemos todos y los saludables no fumadores se encargan de hacerlos cada día mas evidente en todos lados. Hace mucho tiempo que no me prendo un pitillo inmotivado, por otro lado.

Creo que estoy dejando poco a poco el cigarro, tal como me prometí hacerlo. En fin.

Pero la idea de este post no era hablar del cigarro, de ése ya hablé antes en este post. La idea era comentarles una de las principales cosas que el fumar me arrebató. Como les conté antes en este otro post, el año 2004 mi esportin querido hizo una campaña muy buena en la Copa Libertadores. Quedamos primeros en nuestro grupo luego de golear a un equipo brasileño, ganarle a un paraguayo y golear a otro argentino. Este último era el Rosario Central de la ciudad de ... exacto, Rosario.

El partido iba 0 a 0. Yo, como siempre, estaba sentado en tribuna de oriente con mi camiseta bien puesta y rodeado de amigos. El partido estaba trabado en el medio campo. Hacían ya cinco minutos que yo tenía el cigarro en la mano esperando el momento preciso para prenderlo. En medio del juego, Araujo que jugaba en el medio campo recibe el balón algunos metros adelante del círculo central de la cancha. Justo en ese momento yo pienso: "El partido esta trabado. La pelota la tiene Araujo en el mediocampo. Acá no pasa nada por el momento. Momento ideal para prenderme mi cigarrito".

Llevo el cigarrillo a la boca, lo sujeto con los labios. Saco un fósforo. Quito los ojos de la cancha y bajo la mirada para prender el fosforo. Lo froto una vez. No se prende. Empiezo a frotarlo una segunda vez y escucho:

¡¡¡¡¡¡¡GOOOOOOOOL!!!!!!!

Levanté la mirada y vi a Juan Carlos a mi derecha gritando como gritaria yo semanas despues. ¡Golazo, golazo! repetía sin cesar. Yo, aún asustado, levanté las manos y dije ¡Gol, que bien, Vamo Cristal! De pronto me fije que Juan Carlos y su entusiasmo no eran los únicos que decían "golazo". Todo el estadio lo decia. Empecé a pensar que me había perdido de algo.

Cristal ganó 4 a 1. Los otros tres goles si los vi y los grite. Luego en la casa de Alvaro vi la repetición del gol que me perdí. Es exactamente este de acá. Notese que este video empieza cuando Araujo recibe el balón en el mediocampo, momento preciso en que yo bajé la mirada.



Luego de que se terminó de gritar ese gol, prendí mi cigarro y me lo fume igual. Me supo distinto, a las burlas de mis amigos cuando les comentaba que fui al estadio y que justo ese gol, el mejor que se vió en mucho tiempo, la espléndida chalaca que se mandó Jorge Soto, no lo vi por prender mi cigarro. Y pensar que Ernesto, en su casa, me confesó que dijo, al ver el gol, que suerte la de Chalo que está en el estadio y pudo ver este golazo.

Una razón más para dejar de fumar. Por lo menos en el estadio. Digo, es un decir.

domingo, 12 de noviembre de 2006

Saturday night

Jim Carrey no es un actor consagrado, definitivamente. Y muchas de sus bromas no son precisamente sutiles. Sin embargo, algunas veces, se las arregla para sacarnos una risa o sonrisa, cuando menos.

Este video lo vi hace mucho tiempo en la casa de Ernesto. Lo vimos varias veces, para ser sinceros y siempre nos parecia simpaticón, graciosón, entretenido. Luego se volvió una referencia constante ya que, acostumbrados a salir de noche entre patas (siempre fuimos dos o tres, pocas veces más), el pararnos en la barra con una cerveza nos traía el recuerdo del videito. Bastaba que uno empezara a mover la cabeza ritmicamente para que todos imitásemos el exagerado movimiento e incluso nos aventuraramos a hacer la mueca.



Felizmente nuestras noches nunca acabaron visitando un asilo. Digo, es un decir.

viernes, 10 de noviembre de 2006

Techo mi choza

No sé ustedes pero yo me acuerdo de cuando aprendí a leer. Recuerdo que a parte del libro que usaba en el colegio había en mi casa dos libros ya viejitos que seguramente utilizaron mis hermanos mayores y que mi madre me dejaba ojearlos y jugar con ellos, mas no cortarlos ni pintarlos. Aunque, para decir la verdad, tambien recuerdo que mis hermanos ya habían pintado todo lo que había por pintar. En fin.

Recuerdo las adivinanzas y los trabalenguas que se usaban entonces y que ignoro si se seguirán usando aún. Que Pepito el Bandolero, que Catalina Patas de Gallina y demás hierbas del campo. Pero ultimamente recordé una en especial. Sin motivo aparente vino de los archivos de la memoria y me tuvo repitiendo el nombrecito a ver si me acordaba del resto del párrafo. Incluso se lo comenté a Iván quien tampoco recordó nada.

Hoy, buscando cualquier cosa en la internet antes de irme a mi casa a descansar, entré a esta página que es tan cumplidora para quienes tenemos memoria de cosas que ya no se usan o publicitan. Y, viendo los enlaces, encontré justo la imagen que mi memoria fijó del libro con que aprendí a leer y con el párrafo que estaba buscando hacía días. Como llamada por mi recuerdo apareció en internet (donde no esperé jamás encontrarla, debo confesar) María Chucena techando su choza. La misma imagen de mi librito de hace mas de veinte años.



Los mismos monigotes, las mismas caras, incluso las mismas chapas bien sonrosadas. De pronto regresioné y me sentí de nuevo de cuatro años y me leí sin dificultad el párrafo que quería recordar y que, por tantas ches, en su momento era dificil de leer. Cuando terminé me sorprendí a mi mismo, de cuatro años, sentado en el escritorio de un abogado atareadísimo y atiborrado de papeles. Que conflicto. Quiero regresar al Cusco del 84, donde mi mayor preocupación era poder leer de un solo tirón cómo Maria Chucena no techaba su choza ni techaba la ajena sino que techaba la choza de María Chucena. Digo, es un decir.

jueves, 9 de noviembre de 2006

El que mas grité

A mi me gusta el futbol hace más de 15 años. Y desde que tuve la conciencia suficiente para declararme simpatizante de algun equipo en particular, lo he sido de uno solo. Durante mis años de colegio fui realmente fanático. Durante los primeros años en Lima, a pesar de la negativa de mi hermano mayor, cumplí mi deseo de ser barrista. Formé parte de la barra popular durante algunos años, luego me mudé a la tribuna de la izquierda y durante varios años fui miembro de la barra de oriente. Okey, okey, no seremos muchos pero a mi nunca me importó, así sean diez o cinco mil los que estaban a mi costado, yo igual alentaba a mi esportin querido.

Hace ya mucho tiempo que no voy a la barra, me he vuelto un hincha de oriente de esos que van y se sientan al costado para ver su partido. Sin embargo, aún guardo ese entusiasmo de tribuna que me hace, ante la mirada incrédula de mis acompañantes, entrar cantando a la tribuna y pararme solo y saltar mientras grito a veinte metros de la barra.

Entonces me pongo a recordar y a mi mente llegan momentos muy intensos, llenos de esa felicidad absurda que sólo el fútbol puede dar y tambien de esa tristeza infinita que te deja con la desolante seguridad de que no hay nada, absolutamente nada, sobre la tierra que pueda motivarte a sonreir. He conocido todas las formas posibles de salir del estadio, exultante, orgulloso, avergonzado, atemorizado, triste, lloroso, corriendo por que viene la otra barra. En fin, el Sporting Cristal me ha acompañado a vivir.

Ahora, viendo este post en el blog de Ernesto recordé algunos de esos momentos que viví en la tribuna. Y recordé el que sin duda fue el gol que más he gritado en mi vida. Fue el año 2004 y estuve, para variar, en tribuna de oriente del estadio nacional. Cristal venía teniendo una campaña increiblemente buena. Luego de siete años volvimos a clasificar a octavos de final de la Copa Libertadores y como gran premio a nuestro primer lugar, nos tocó enfrentar al equipo campeón, los antipátiquisimos del Boca Juniors.

Boca adelantó con gol de Tevez. Previsible. De pronto Cristal empató con gol de Bonnet y fue mucha la alegria. Sin embargo, al final del primer tiempo, antes de irse al descanso, Crital hizo lo que no se esperaba. Se adelantó en el marcador gracias a un verdadero golazo que me hizo saltar de mi banca. ¡Golazo!, ¡Golazo! gritaba como un enajenado (en vez del clásico grito de simple ¡Gol!) sacudiendo los brazos levantados, me confundí en abrazos con Alvaro y otros amigos hasta sentir que dentro de mi cuerpo no quedaba ni una sola molécula de aire más. Dejé de gritar para tomar aire y pude sentir, como novedad, cómo el aire volvia a irrigar mi cerebro. Me mareé, la cabeza me dio vueltas, me apoyé en el espaldar de la banca y cuando recobré el equilibrio (todo esto en escasos dos segundos durante los cuales el resto del estadio seguía gritando) volví a pararme en la banca y seguí gritando.

Este es el video del gol.



Durante el segundo tiempo, Boca Juniors metió dos goles. Mi esportin querido perdió el partido 2-3. Pero esos son detalles irrelevantes. Digo, es un decir.

martes, 7 de noviembre de 2006

Jesús y Arnold

Un despropósito graciosón.



¿Por qué no? Total, Rocky 6 ya se va a estrenar pronto. Digo, es un decir.

No confundir

Bien decía mi madre con mucha razón que no se debe, de ninguna manera, confundir un desnudo griego


con un calato peruano


Cuanta razón tenía. Digo, es un decir.

La verdad de la milanesa

Mi periplo trujillano trajo ciertas modificaciones en mi look. Tres semanas despues de ello debo señalar que estoy muy conforme con el resultado. Si no recuerdan, esa historia la conté en este post.

Pero, por fin estoy en la capacidad de explicarles la verdera razón de porqué me corté el pelo.

La verdad es que yo estaba de lo más feliz caminando por el centro de la ciudad de Trujillo cuando de pronto vi este cartel en la entrada de una peluquería.


No pude aguantar la tentación y decidí pelarme.

Ahora ya se sabe la verdad. La foto es verdad, si alguien quiere puede ir a la cuarta cuadra del jirón Orbegoso en Trujillo, verá varios de estos avisos. Parece que en Trujillo, si no es con gaseosa personal, nadie se corta el pelo. Digo, es un decir.

lunes, 6 de noviembre de 2006

Anecdotas que es mejor olvidar

Pero antes de olvidarlas, conviene contarlas.

El fútbol es un deporte que arrastra pasiones. Eso lo sabemos todos. Y este año fuimos muy felices con el mundial que tan efímeramente nos alegró los desayunos y almuerzos del mes de junio. Tanto en Alemania como en Italia y Francia hubieron transtornos sociales por lo que significó el mundial pasado. Pero en nuestra linda patria tambien hubieron transtornos, incluso hormonales. No se imaginan todo lo que puede motivar el fútbol.

Anecdota 1.
Partido de Octavos de Final. Portugal versus Holanda. Los amigos ya reunidos en torno al televisor empiezan a comentar la previa. Se sirven las chelas, se abren las bolsas de doritos. Empiezan a salir los equipos y de pronto una voz se hace mas alta. El hincha se para y mira a todos y dice:

- Yo no diria esto si no fuera por que estoy seguro de que ustedes estan seguros de mi orientación sexual. Pero, puta madre, que rico que es Cristiano Ronaldo.



Anecdota 2.

Partido semifinal. Italia contra Alemania. Los amigos estan sentados en el restorán esperando que traigan las papas a la huancaina de entrada. Todos comentaban el ultimo partido entre Argentina y Alemania. Salen los equipos. Se inician los himnos nacionales. Se canta el himno italiano y la cámara va enfocando los rostros de los jugadores italianos. Sin despegar los ojos del televisor, el comensal se acerca al de su costado y dice:

-¿Puedes tu explicarme por qué los italianos son tan guapos?



Las identidades me las guardo, han pasado varios meses desde que sucedieron. Realmente el fútbol causa profundos transtornos en las personas. Ahora ya podemos olvidarnos de estas anecdotas. Digo, es un decir.