jueves, 29 de octubre de 2009

La tranquilidad

Hoy ceno solo.

Y es que he esperado cenar solo. La semana ha sido ajetreadita y realmente aprecio bastante estos momentos de descanso y tranquilidad que me brinda el vivir solo.

Hoy ceno empanadas con vino tinto. He tomado hace semanas ya la buena costumbre de tener siempre un vinito tinto en la casa. Y lo consumo con agrado. A diferencia de otras bebidas, me encanta el tener una que se tome despacio, despacito.

Hoy ha sido un día feliz. Cerré negocios, me dediqué a lo que más me guste. Me coquetearon, coqueteé. Me ignoraron, lancé señales de vida y no obtuve respuesta. Me desperté temprano, me dormiré tarde. Me subieron el alquiler de la casa y yo acepté feliz por que lo subieron a mucho menos de lo que yo esperaba en mis más optimistas delirios y por que me he dado cuenta que sería muy infeliz mudándome de mi pisito. Hablé con mis mejores amigos, extrañé a mis padres y a mis hermanos (de rato en rato es bonito extrañar) y ... vuelvo a escribir.

Es lo bueno de tener un block de apuntes. Siempre está disponible para cuando tienes necesidad de apuntar cosas. O de botar demonios.

Hace ya un par de meses que he vuelto a ser un hombre tranquilo, ecuánime. Que vuelvo a sentirme feliz con lo que tengo. Que soy un hombre que ya no siente tensión. Máxime aún cuando se da cuenta que lo que fueron sus fuentes gratuitas de tensión están bien lejos y parece que se alejan aún más. Feliz de no tener que ser el único ni el mejor sino uno más. Feliz de formar parte del pasado y aún más feliz de ser dueño de mi propio futuro.

Pero, del futuro pensaré mañana. En horario de oficina. De ocho a una y de tres a siete. Ahora sólo quiero acabar mi vinito y comerme la última empanada. Es de pollo y se está enfriando. Y el vino es un cabernet y ahora sé reconocerlo y diferenciarlo.

Definitivamente este año ha sido muy bueno.

Mis felicitaciones para el chef.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Cámara

Siempre pienso esto cuando los amigos me muestran sus tremendas colecciones de fotos de viaje. Lo mismo pienso cuando, en medio de un concierto, veo gente tomando fotos con los celulares o incluso grabando en vídeo todo lo que pueden. Algunas veces me dejo llevar por esa emoción y yo también saco el celular – que lo compré precisamente por la cámara – y empiezo a tomar fotos o grabar el momento.

Y mientras lo hago me pregunto: ¿Por qué lo hago?

De pronto me pongo a pensar que con esto de la Internet hay muchísima gente, profesionales incluso, que están grabando lo mismo que yo y que sus grabaciones superarán a las mías no sólo en calidad sino también en técnica y en posicionamiento. Concluyo entonces que si quisiera ver un vídeo o una foto del espectáculo aquel, preferiría ver alguno que es producto del trabajo de estos seres especializados y no uno de los míos. Entonces, no vale la pena el esfuerzo que hago al incomodarme – y posiblemente incomodar a otros cercanos a mi – para registrar el espectáculo a costa precisamente de perdérmelo. Por que, pienso, si estas viendo el espectáculo a través de la pantallita de tu aparato es por que te lo estas perdiendo en vivo y en directo y sin intermediarios que es, entre otras cosas, la razón por la que estas allí.

Luego de esta inferencia lógica que suele durarme entre 30 segundos y un minuto dejo de grabar o intentar tomar fotos.

Alguna vez justifique esta inexplicable acción mía en el hecho de que estaba grabando el espectáculo para que lo vea otra persona, afecta a mi, que no me pudo acompañar. Pero esa idea se fue de trastes al suelo cuando, emocionado por mostrarle el vídeo grabado con tanta expectativa, tan noble intención y pésima calidad gráfica y auditiva , obtuve por respuesta una sonrisa estándar mientras se me contaba que ya se habían visto partes del concierto por Youtube. ¿Para qué entonces grabé? Me volví a preguntar.

Y todas esas preguntas juntas me llevan a otra: ¿Para qué compré este celular con cámara?

Digo, es un decir.

miércoles, 17 de junio de 2009

Una de las cosas que diferencia al escritor del simple escribidor, creo haberlo entendido, es la disciplina.

Y la calidad.

Y es que, supongo, un escritor debería poder escribir a voluntad. Fijar una idea en la mente y poder producir un texto de una calidad uniforme así no tenga a la diosa de la inspiración fijada y establecida en la mente. Y eso se logra con disciplina (¿Qué no se logra con disciplina?) y aquellos que tenemos cierta falta de disciplina interna pues nos encontramos con que no siempre podemos escribir sino que tenemos que esperar que nos den ganas de escribir.

Aunque pasen meses.

Y hoy, como pueden imaginarse, me nació escribir.

Y escribo.

Y me nació por que de pronto existen esas cosas que no necesariamente tienes que transmitirlas al resto sino que, simplemente, deseas ponerlo en escrito. Intentaré concretizar con un ejemplo. Es como si sólo quisieras ver en blanco y negro tus ideas y entenderlas. Deshacer el nudo. Osea, tienes todas la ideas agolpadas en la cabeza y sabes que son tuyas y las llegas a comprender en su integridad pero te gustaría mucho verlas ordenadas y formando un texto uniforme y coherente. Por eso las quieres escribir y no precisamente por que consideres que tienes que comunicarte.

Personalmente tengo a las personas a quienes quisiera decirle algo al alcance de la mano ya que, mientras ésta alcance al celular que está en el bolsillo, puedo comunicarme fácilmente con quien necesite. Estan todos cerca y están todos ubicables. Así sean bastantes, puedo - armado de paciencia - llamar a todos y decirles lo que pienso. Las bondades de la línea abierta. Aunque ahora me pongo en pensar que no podría llamar a todos a quienes quisiera llamar por cuestiones geográficas pero de lo que se trata es de que me entiendan la idea, no de que le quitemos validez a mis conjeturas. Entonces, si quiero decir algo, simplemente lo digo. Repito, no es precisamente el deseo de comunicar lo que me hace escribir. Es algo mucho más simple.

Siempre he visto este blog como mi cuaderno de apuntes. Por eso importa poco si alguien me sigue la cuenta de lo que escribo o de lo que no. Releyendo lo escrito encuentro muchas sandeces y muchas cosas que se escribieron en un momento en que se perdió el sendero. Y sé que, luego de tres meses sin escribir un pomo, posiblemente este texto sólo lo termine leyendo yo. Y es que acá viene mi siguiente idea.

Si resulta que no escribo para comunicar nada y si resulta que no se convierte en un elemento esencial el hecho que alguien lea lo escrito, pues termina siendo evidente que escribo para mi mismo. Un acto egoísta.

Pero ¿realmente egoísta? No lo creo tanto. Por que, si fuera un acto realmente egoísta, no lo haría público ni lo pondría en un medio potencialmente público. Sería más bien una de esas composiciones de servilleta que están condenados a irse al papelero junto con la boleta por consumo de dos cafés y un pan con huevo frito.

Divagaciones.

Y cuando uno empieza a divagar debe ser por que, entre otras cosas, tal vez ya no tenga ganas de seguir escribiendo.

Digo, es un decir.

miércoles, 18 de febrero de 2009

La mente humana es complicada. Es lo que todos dicen ¿no?

Dicen también que toma demasiado tiempo conocerse bien. A mi, personalmente, me sonaba más a frase cliché utilizada para no asumir responsabilidades frente a acciones reprochables que uno realizó y cuyas consecuencias no previó adecuadamente. Algo así como decir: "yo no conocía que eso es lo que había dentro así que ... no me responsabilices".

También es usual que se diga que la más grande tendencia humana es la utilización de eufemismos. Léase: no llamar a las cosas por su nombre. El clásico ejemplo que me viene a la cabeza es aquel donde una pareja de padres pelotudos se limitan a decir que su hijo malcriado es "terrible" como si ello fuera un mérito a aplaudir. La verdad es que el niño se les sube a las narices y ellos no pudieron ser capaces de corregir la situación. "Terrible" es un eufemismo, la realidad - y el nombre que les cabe - es otro: la incapacidad de los educadores y la baja estima que provoca el educado. En fin. Cosas como esas, ¿se entiende?

Y, viendo un poco de acá y de allá, creo que el principal benefactor de nuestros eufemismos somos nosotros mismos. "Extremadamente precavido" es un lindísimo eufemismo para el simple y llano cobarde. "Poco paciente" es otro para el insoportable caprichoso y así sucesivamente.

Supongo que llegará un momento en el que esa actitud llegará a cansar, ¿no? Digo, no me parece muy saludable andar por el mundo mintiéndote todo el rato. Aunque, claro, conozco gente que no hace más que mentirse y mentirse todo el tiempo y cada cierto tiempo simplemente cambia la mentira y el rollo para no perder la actualidad ni el equilibrio.

Personalmente a mi no me emociona mucho la perspectiva. Digo, es un decir.


lunes, 16 de febrero de 2009

Escribiendo

Quiero escribir sobre otras cosas y termino escribiendo de mis pensamientos.

Quiero escribir sobre mi pero como si escribiera de otra persona. Por que otras veces quiero contar con suspenso y termino siendo muy evidente o, cuando evito ser evidente, termino escondiendo y cifrando tanto lo que quiero decir que, a la hora de la hora, no lo he dicho. Quiero poner emoción y sueno frío. Quiero poner frialdad y sueno apresurado. Quiero avanzar y sólo pareciera que retrocedo.

Y ni modo, el camino - supongo - será así de difícil.

Y, lo gracioso, es que entre letras y palabras y párrafos y páginas, me vuelve a la cabeza tu sonrisa y otros recuerdos y sensaciones más que los tengo frescos en la memoria pero que me los guardaré para mí cual si de un archivo subrepticio y que debo mantener escondido y refundido en los vericuetos de mi disco duro se tratara.

No es fácil olvidarse - o dejar de pensar - ciertas cosas.

lunes, 9 de febrero de 2009

Relato.

Y volveré a tomarte de la mano, tal como vengo haciendo hace ya un tiempo y saldremos a ver el día a día juntos. Recordaré así, la tarde aquella en que sentado al volante me di cuenta que el paso más trascendental de mi vida estaba frente a mi y que tenía que tomarlo. Y sonreirás al recordar que lo tomé y que desde entonces no paramos de caminar juntos, desviándonos del trazo previamente trazado y de los caminos convencionales inicialmente dibujados. Tomados de la mano fuimos caminando ese camino invisible y que se abría a cada nuevo paso que dimos.

Y sentiremos frío y te acercarás a mi y yo te abrazaré. Tal vez sean cuadras en las que no digamos nada y limitemos a ver, a caminar, a vivir.

Y será juntos, caminando por Balvanera, mientras el aire que viene del río nos hiela las manos y nos apaga el cigarrillo.

domingo, 8 de febrero de 2009

Pregunta

Ayer, en una interesantísima conversación, salió una pregunta que me dejó pensando.

Todos sabemos que Japón es una potencia mundial, que incluso como imperio casi casi conquistó todo el oriente. Sabemos que China es ... pues eso, China y nos queda poco que decir. Sabemos que Taiwán es un paisito que - chiquito y todo - tiene una economía boyante y que solitos se pararon frente al gigante chino. Podemos decir muchas cosas también de Corea del Sur e incluso de Corea del Norte que - con su forma de entender las cosas - le paran el macho a cualquiera.

Vietnám, Singapur, Indonesia, Tailandia son economías super boyantes y, en el caso de los vietnamitas pueden decir también que le ganaron la guerra a los Estados Unidos. Por último, Laos y Camboya son algo así como los arrebatados de la familia. Tienen tanto problema que incluso dan miedo. Todo claro, entonces. Cada uno con su detalle que lo hace único e irrepetible.

Pero ... ¿los filipinos?

Entonces, he aquí mi curiosidad y mi ignorancia: ¿De qué se enorgullecen los filipinos?

Por que, toda nación debe tener algun orgullo ¿no? Digo, es un decir.

sábado, 7 de febrero de 2009

Disco rayado.

A veces, cuando vas a utilizar una expresión por primera vez, crees que nunca antes lo habías hecho. Es decir, que antes no habías dicho eso o que lo habías dicho "sligthly different".

Luego, urgando un poco en tu pasado, te das cuenta que no sólo las has usado antes sino que también, practícamente todo lo que dices ya lo habías dicho antes.

Que dilema, caray.

Y yo que quería ser original.
Yo estoy suscrito a varios blogs de dibujantes.

Y es que a veces es más entretenido ver viñetas que leerse mamotretos iguales a los que yo escribo, que por otro lado también a mi me resultan tediosos.

Así, hoy encontré, en el blog de Andrés Edery, esta caricatura.

Lo gracioso es que el dibujito hizo saltar en mi un recuerdo soterrado hace mucho tiempo. Y es que estos personajes me hicieron regresar a la infancia cusqueña cuando, ya a punto de cerrar los ojos, alguna vez lograba llegar a ver sus parodias por televisión.

Y no sé. Verlos dibujados me hizo darme cuenta que - tras el paso de los años - esos personajes me resultan entrañables. Y ahora que - seguramente - más de la mitad de la población peruana no tiene la menor idea de quiénes son, el saberme en la otra mitad me hace sonreir e incluso, si pudiera, volver a ver las parodias hace tanto tiempo no vistas.

Aunque posiblemente no me causen ni pizca de la gracia que en su momento causaron.

Cosas de la nostalgia. Digo, es un decir.

viernes, 6 de febrero de 2009

Hoy, mientras planchaba la camisa de los viernes (por que hoy es viernes, no por que tenga una sola camisa para tooooodos los viernes), escuché la noticia de que el alcalde de Surquillo proponía - o algo así - la liberalización de la venta de marihuana y cocaína para los adictos. Sonreí incrédulo por que, según leí alguna vez en una noticia impresa, este alcalde era el mismo que quería prohibir la venta de alcohol en su distrito las 24 horas del santo día. O por lo menos eso creí entender.

Ahora, a mi la idea no me parece muy mala en realidad.

Es decir, la gente que compra droga es la que quiere comprar droga. Digamos, si a mi se me antojara comprarla ... pues la compraría. Así de simple. Entonces todas las prohibiciones y demás están - como si alguna vez no lo hubieran estado - de más. Ahora, ¿por qué no compro? Bueno, creo que eso tiene que ver más con una idea personal al respecto que con la eficacia de las prohibiciones. Es decir, y por lo menos en mi caso, educar resulta más efectivo que prohibir.

Por otro lado, qué pasaría si liberalizas la venta de drogras y la haces legal a través de establecimientos especiales - cualquier farmacia serviría. Pues creo yo que lo que pasaría es que no habría un gran aumento de consumidores. ¿Por qué? Pues por que resulta claro que todo aquel que desea comprar las dichosas sustancias ... ya las está comprando. Y por otro lado, aquellos que no compramos ahora, es muy probable que tampoco compremos por más que estén en máquinas expendedoras por la calle. Claro que este razonamiento es muy simplista y posiblemente no sea rigurosamente cierto pero igual considero que - a pesar de prohibiciones - la venta de drogas es ya casi tan libre como si lo fuera de la otra manera.

Sin embargo a eso puedes sumarle otro tema y es que ... al poder liberalizar la venta de la sustancia mediante empresas - tendrían que haber empresas - que se encarguen de producirlas y empaquetarlas puedes generar, por fin, un mecanismo de control respecto a la calidad y origen de las mismas. Y, sobre todo, les revientas la llanta totalmente a aquellos que ganan con los sobrecostos que genera per se la "clandestinidad". Pasaría algo similar a lo que pasó en los Estados Unidos cuando levantaron la prohibición: que el precio del alcohol sufrió un descenso total. Es decir, matas el mercado negro y haces que una actividad altamente rentable se convierta en una actividad común y corriente como la de vender aspirinas.

Claro eso sería muy bueno ¿no? Si matas el mercado negro, se acabaría el tráfico ilícito de drogas y la actividad de venta, producción y traslado no sería tan atractiva. Pero claro, también acabarías con los grandes capitales que se dedican a luchar contra eso. Y me parece que es por aquí dónde está el tema y la principal razón por la que no podemos pensar en ser Holanda en cuanto se refiere a la legalizacion de la venta de drogas.

Pero a mi no me termina pareciendo mala idea. Al contrario.

Y también supe que se iba a venir un cargamontón contra el pobre alcalde surquillano al que una buena idea le pareció simplemente eso: una buena idea.

Digo, es un decir.

jueves, 5 de febrero de 2009

Matemáticas entretenidas

Si las personas fuéramos como las matemáticas, todo sería mucho más claro y previsible. Previsiblemente aburrido también, habría que decirlo.

Entonces, no siempre cuando restas algo te quedas con el resto. Por el contrario, puede ser que por restar 1 al 5 no sólo no te queden cuatro sino que no te quede nada. Cero, nada, nothing, niente. La misma lógica nos dice que no siempre que sumas terminar teniendo más. A veces por sumar 1 al 3 no tienes 4 tampoco sino que podrías causar un raro efecto y quedar con un, digamos, ¿2?

Y es que al momento de calcular cuentas con una variable incierta y que ciertamente no manejas. Esa variable es la idea de la otra persona que puede apreciar mucho tus operaciones aritméticas o simplemente pensar que son una buena cantidad de bullshit (Nota mental: debería haber una palabra en español que tenga el mismo sentido que esta anglo). De esta conjunción resulta si tus matemáticas van a ser correctas o incorrectas. Un albour, sinceramente.

No se si me dejo entender. En fin.

Y eso me deja pensando que al momento de tomar decisiones uno debe tener eso en cuenta por que, por acomodar las cosas, terminas quedándote con algo que no es lo que querías. Y tal vez querías menos aún de aquello que quisiste cambiar.

Entonces, ¿debería quedarme aceptando cosas que no puedo cambiar o que por querer cambiarlas me gano un bolondrón que no quise crear y que no pienso soportar?

Pues no. Felizmente las personas - así como no son numéricas ni respetan una lógica matemática simple - tienen dos piernas para irse. Y también para venir. Por que si voy o vengo es puramente una cuestión de perspectiva. Aparentemente me voy pero tal vez resulte que estoy viniendo.

Complicado ser humano y estar rodeado de humanos. Pero, por lo menos, entretenido. Eso también habría que decirlo.

Digo, es un decir.

P.D. Las flores me hicieron efecto y decidí aceptar su seducción. Voy a aplicarle una disciplina a esto. Así que Digo - mi block de apuntes - recibirá más atención de mi parte. He vuelto.

lunes, 2 de febrero de 2009

¿Cuanto Perú conoces?

Estos últimos días de viajes e idas y vueltas me puse a contar los departamentos en los que ya había estado. Entonces empecé a discriminar y me puse como límite contar sólo aquellos en los que he puesto pie. Es decir, saco de cuajo aquellos en los que simplemente pasé por carro pero no me bajé nunca y, sobre todo, aquellos sobre los cuales volé con destino a otro lado y que, evidentemente, nunca pisé.

Me dí cuenta que he pisado 14 departamentos. Ese número - 14 de 24 - no está nada mal y entonces se podría decir que mi mapa del Perú personal se vería mas o menos así:


Es decir, conozco bastante Perú.

Pero ... ¿en realidad conozco bastante Perú? Es decir una cosa es conocer una ciudad y eso ... me da licencia para decir que "conozco" todo el departamento. Inquieto por esa duda decidí hacer un mapa con las provincias - ya no departamentos - que pisé y me di cuenta que no tengo tanto Perú como creí tener.

Lo gracioso es que - a la par que restingía grandemente la huella de mi paso por este país ... también podía apreciar por qué lados estuve merodeando estos 28 años.

Así las cosas, y como tenía algo de tiempo libre y de curiosidad, me propuse mostrar el mapa distrital de mi vida. Los distritos sobre los que alguna vez puse el arco plantar de mi pié. Me costó mucho tiempo y memoria (aunque lo que más me costó fue conseguir este mapa con las divisiones distritales del país) y acá está:

Definitivamente, conozco mucho menos Perú de lo que pensaba en un inicio. Claro. Cuando te dicen "conozco 14 departamentos" piensas que esa persona es un viajante empedernido y que ha estado en todos lados y que el único sitio que le falta por conocer es el valle de Josafat. Todo lo contrario. Conozco muy poco distritos, muy poco Perú. Y si a eso le sumas que en cada distrito a lo más conoces una localidad o dos ... pero hacer ese mapa ya es de enfermos, como si no lo fuera todo lo que ya hice hasta este momento. En fín. Así que hasta distritos llegué y en distritos me quedo.

Vale la pena recordar que si no hay continuidad entre los distritos es por que, repito, sólo cuento los que pisé (y no los que rodé o volé) y por eso es que pude estar en uno sin tener que pasar necesariamente por los demás (por los que si pasé, sólo que no me bajé).

El efecto bueno es que este mapita se ha convertido en mi guía y desde ahora ... cada vez que plante pié en un nuevo distrito lo colorearé. El efecto malo es que me quedé con varias horas menos de vida por andar coloreando mapas sin ningún sentido práctico.

Supongo que debe ser casi imposible llegar a colorear todo el mapa. No sé si alguien habrá sido capaz de hacerlo. Pero ... puedo morir tranquilamente en el intento.

Total, me queda el resto de la vida por delante.

Digo, es un decir.

jueves, 29 de enero de 2009

Precio de las entradas para el partido de las gallinas contra San Lorenzo por la Copa Libertadores.

Atendiendo a la importancia del encuentro y al bienestar del hincha, la directiva hace públicas las entradas al gallinero para el próximo partido:

Populares norte y sur: dos pilas AA (lapicerito)
Oriente: Cuatro pilas AA (tienen que ser Duracell)
Occidente: Ocho pilas AA

Además, por oferta, si llevas una batería te dan un palco.



.....


Que vergüenza (pero eso pasa por malaleche).

martes, 27 de enero de 2009

...

¿Por qué crees que tendría algo que decirte?

¿Por qué asumir que tengo respuestas para todo?

¿Acaso por que siempre hablo como si lo supiera todo aunque en realidad no tengo la menor idea de lo que está pasando?

Hoy aún no sé qué decirte. Y no creo que lo sepa todavía.

Pero no todo tiene que ser dicho, ¿o si?

Por lo pronto déjame esconder la mirada un rato más.

miércoles, 21 de enero de 2009

martes, 13 de enero de 2009

Conocimiento

Es bueno escribir.

Es bueno escribir cosas interesantes.

Es bueno escribir cosas que te suceden y que pueden ser interesantes.

Pero es mejor saber qué y cuando callar.

Ya que si todo puede ser escrito, no todo debe ser escrito ni debe ser escrito siempre.

Conocimientos sobre pertinencia y oportunidad. Tan esencial como saber que luego de la a ... sigue la b.

A gusto.

Lima ya no me es un sitio hostil.

Cuando vine a radicarme acá, Lima era distinta. Era un sitio caluriendo, grasoso, apestoso, hacinado y peligroso.

No sé si la ciudad cambió o cambié yo que ya me acostumbre a todo esto.

De pronto me siento como el pez en el agua. Fluyo por la ciudad con una facilidad rara, nueva, agradable. Y me siento parte de un todo viviente, una realidad mayor, un monstruo gigantesco cuyos glóbulos rojos son personas como yo que se limitan a circular por sus calles, dándoles vida y haciendo su vida dentro de esta aglomeración de casas viejas y construcciones feas.

Lima me trata con cariño.

Toda Lima.

Así, en los últimos días he estado en casi todos los rincones de la ciudad y en todos he fluido. Me siento en casa.

Pero, y a esto es a lo que iba, de todos los sitios a los que puedo ir, los mejores son aquellos a los que no voy sino que regreso. Porque ¿se entiende la diferencia, verdad? Una cosa es llegar a algún lado por a, b o c motivos. Otra cosa muy distinta es regresar a un sitio. A ver. Yo voy al centro de Lima por que tengo que hacer un trámite. Voy, llego y busco retirarme lo más pronto posible. Pero yo regreso a mi hogar por que simplemente quiero estar ahí. Es decir, voy, llego y se que podría quedarme mucho tiempo.

Y en días como hoy que he pasado gran parte del día "fluyendo" por esta ciudad que ya me adoptó como uno de los suyos no hay sitio que me parezca más acogedor ni lugar al que me alegre tanto regresar como mi oficina.

No lo sé. No es que sea un workholic - ni nada por el estilo - es sino que la tranquilidad de este ambiente, mi comodidad, el silencio, el clima controlado, la altura que hace que los sonidos de la ciudad se apaguen, la familiaridad con lo que tengo al costado, todo, todo, me hace sentir como en casa.

De verdad, me gusta estar acá. Y tanto me gusta que incluso a veces hasta ganas de trabajar me dan. ¿Quien lo diria?

En mi casa también podría estar contento, pienso yo, pero a horas como estas el estar en mi casa no haría más que traerme remordimientos. Además que en los últimos días estar en la casa es sinónimo de transpiración y tos - ¡tengo tos! - y en la oficina ... pues no toso. O no toso tanto.

Es por eso que en momentos como este me alegro de haber llegado por fin a la oficina, me alegro de saber que este es uno de los lugares donde más feliz estoy y por eso me dedico a escribirlo acá. Me gusta estar en la oficina, me siento muy cómodo aquí así tenga que trabajar para justificar mi presencia.

Todo privilegio cuesta. Digo, es un decir.

lunes, 5 de enero de 2009

Al lado del camino.

He viajado
He comido
He abrazado
He extrañado
He besado
He dejado de besar
He iniciado
He terminado
He acompañado
Me he quedado sólo
He extrañado
He agobiado
He encontrado
He perdido
He reencontrado y vuelto a perder
He caminado
He corrido
He manejado
He ido de frente y he volteado.

Y todo en escasos 15 días.

Y si el 2008 no me habría traído de por sí tantas emociones y recuerdos, sus últimos 15 días fueron aún más ricos en sensaciones.

Paso natural sería, ahora, que empiece a agradecer a la vida y a los gnomos que cuidan el jardín por todas esas cosas.

Pero no.

Eso ya lo hice, en la compañía de mi pisito y mis libros, y no tendría sentido que lo haga de nuevo.

Hoy sólo quiero sentarme.

Sentarme y esperar. Esperar qué cosa nueva tan interesante me van a traer estos días. Por que ... digamos ... algo ha de venir ¿no?

Lo único que sé es que quiero seguir manteniendo está página. Para seguir vertiendo en ella - cada vez más esporádicamente - lo que pueda tener en la cabeza así no lo lea nadie. Que lo leo yo y eso pareciera suficiente.

Digo, es un decir.