sábado, 29 de marzo de 2008

Clima tectónico.

Mucho renegaba mi madre, profesora de geografía, cuando alguien le venía a decir que el clima había cambiado - o iba a cambiar - por cualquier temblorcito de los muchos que sacuden este bendito país. Y es que en su lógica - que es también la mía - el desplazamiento de las placas tectónicas poco o nada tienen que ver con las estaciones o con los desplazamientos de masas de aire. Que entre las variables que determinan el clima no se encuentran los temblores.

Sin embargo, no voy a negar que existen cosas que uno todavía no llega a entender. Y que a veces la sabiduría popular suele achuntar cosas que las ciencias no se animan a responder.

Por eso no me sorprendí cuando, luego del ligero remezón de la 1 de la mañana de ayer, el comentario que se expandió fue: "Ahora sí, se acabó el verano". El cambio de clima - la llegada del otoño, diría mi madre - es inminente e irreversible luego del temblor. A pesar de ello, hoy es un día bastante soleado y caliente ¿eh?

Por eso, cuando el remezón de la mañana interrumpió mi sueño, me encontré divertido pensando: "Carajo, que con esto si que va a empezar a hacer frio".

Y para los curiosos, tomé el temblor de la misma forma que tomé los anteriores que me cogieron en la cama: ante la conciencia de que encima de mi cabeza se encuentra la ventana y ante la posibilidad de los vidrios se rompan, sólo atine a - sin siquiera abrir un ojo - jalar el edredón y taparme la cabeza mientras esperaba que termine y pueda seguir durmiendo. No pude, la inercia y las llamadas me condenaron a estar despierto.

Asi que, veremos si es cierto que la razón de ser del temblor fue el cambio de clima. ¿O será que se viene uno más grande? Digo, es un decir.

The Earth vs. Sporting Cristal.

Gracias a la conexión hogareña que me brindé ahora puedo hacer cosas que antes no podía. Como, por ejemplo, sufrir la resaca frente a la laptop mientras reviso el reader. Así me he enterado hoy, infamemente despertado por el temblorcillo, de que es el día del "Earth Hour" por el cual se pide que todos apaguemos las luces durante una hora, entre las 20:00 y las 21:00.

Y es que en realidad a mi se me dan muy simpáticas esas iniciativas y pensé, por un momento, participar en ella. Así podía adelantar sólo una hora el sueño nocturno. Sólo una hora, hoy es sábado y no pone la idea de irse a dormir a las 8. En fin. El tema es que, absorto en esas cavilaciones, recordé que hoy a las 7 juega mi esportin querido. Entonces apagar las luces de 8 a 9 significaría perderme todo el segundo tiempo y eso sí como que no me emociona.

Una lástima.

Aunque, pensándolo fino, podría ver el partido con las luces apagadas. Sólo el TV.

O también podría unirme a la campaña del "60 minutes of anti-earth hour". Digo, es un decir.

martes, 25 de marzo de 2008

Otra de Masías 2

A Masías le dijeron que la Municipalidad de Miraflores debía hacer pistas para sus vecinos.

Ahora está asfaltando las calles de Surquillo.

viernes, 21 de marzo de 2008

Te compro tu club.

Esta noticia realmente es para quedarse anonadado. El jugador puede comprar el club. ¿A ver quien le rescinde el contrato en ese contexto?

La vie en rose

No se si fue el tercer o cuarto día de la primera vez que viajé a Buenos Aires, lo que si recuerdo es que fui al cine, de la cadena Cinemark para más inri, por que estaba ya realmene cansado de caminar.

Parado frente a la cartelera me puse a examinar lo que estaban dando y mi primera condición fue que iba a ver algo que no pudiera ver en Lima. Lo primero que me llamó la atención era una película en estreno y que, de sólo ver la litografía, vaticiné que esa película "jamás llegaría a Lima". La película en cuestión se llamaba "La vie en rose" y como era evidente era una biopic de Edith Piaf - a estas alturas por a dar por sentado que todos saben quien es Edith Piaf, macho-.


Así que tomé la decisión y justo cuando me iba a hacer mi cola para comprar mi entrada, mi mirada se fijó en otra litografía de una película que no recuerdo exactamente cómo se llamaba. "Argentina por dentro" o "Argentina dormida", algo así. De pronto pensé que esa tampoco iba a llegar nunca a Lima y que ya que estaba por allá podía ver algo de cine nacional argentino. La sinopsis me decía que era un documental que hacía un breve repaso por la historia reciente argentina. Me pareció interesante y cambié mi opinión inicial.

Me fumé un fiasco de dos horas. El documental no veía mucha historia sino que era una crítica zurdona de la situación de ese país, situación que para un extranjero de derecha no resultó muy interesante a fin de cuentas. La película me causó somnolencia y logró solamente que adelante mis horas de sueño para dormir a pierna suelta en una casi totalmente vacía sala.

Lógicamente mi queja iba por que ... hubiera visto la de Piaf, mejor.

En fin, esa anécdota quedó dentro de mis recuerdos y me quedé con las ganas de ver la película aquella. Más aún cuando hace semanas me enteré que la actríz que hizo de Piaf ganó el oscar. En fin. Hará unas semanas conseguí el DVD de la película - kind of - y me la vi. Quedé tranquilo.

Lo que me llamó la atención es que repasando la cartelera me dí con la sopresa de que mi profecía falló y es que la película de marras está dándose acá. Casi con un año de retraso pero llegó. Claro que me queda la idea que si la actriz no hubiera ganado el oscar, mi vaticinio no hubiera estado tan errado.

Lo gracioso es que, ahora que puedo verla en el cine, ya no tengo las mismas ganas para verla. En fin. Eso me pasa por no tener paciencia y no confiar en los empresarios de cine de mi país. Digo, es un decir.

jueves, 20 de marzo de 2008

Otra de Masías.

Por cierto. ¿Alguien puede decirme por que en el parque central de Miraflores, justo frente a la municipalidad entre las astas de banderas, sacaron el monumento (feo monumento) a los caidos en la Batalla de Arica y pusieron el monumento al asterisco?

Realmente ininteligible.

Leyendo el periódico.

Hoy Perú.21 recogió la recomendación que hice de un blog amigo. Sonómanos fue el blog recomendado del día y eso me alegra. Yo también se los recomiendo.

Por eso, decidí ponerme a leer El Comercio para ver si el periódico me trae algunas otras novedades agradables. Más que novedades agradables encontré cosas que me despertaron algunas reflexiones.

Como siempre que leo El Comercio, empecé por la parte de los deportes. Es decir, por la última página. Y me encontré que nuevamente en el partido del Chelsea, Pizarro ni siqueira fue tomado en cuenta en la banca de suplentes. No es que me alegre de que a una persona le vaya mal - para nada - y es que no me alegro en absoluto. Pero la reflexión que me quedaba es que, desde hace años cuando exisitió en el país la pizarromanía a la que sucumbieron todos, yo siempre dije que a mi no me parecía un buen delantero. Que era un jugador "lauchero", de esos que esperan frente al arco y que esperan cualquier rebote o un pase medianamente bueno para añadirla. Y se muy bien qué es ese tipo de juego por que es el único en el que yo mismo alguna vez desarrollé una suerte de mediocre habilidad - en lo demás era y soy una nulidad, macho, para qué te voy a mentir -.Una suerte de "Checho" Ibarra pero más pintón. Y me dijeron de todo. Desde que no sabía ver fútbol hasta que era un sujeto vil y envidioso. Hoy parece que el mundo se ha dado cuenta que no era el gran delantero que quisieron creer. En fin, yo lo dije mucho antes.

En las páginas de locales me enteré que la Municipalidad de Miraflores, pésimamente dirigida por el imbécil de Masías - según la humilde opinión de este blogger -, cerró la discoteca Tequila Rock. Yo nunca entré al Tequila y digamos que tampoco tenía muchas ganas de hacerlo en el futuro próximo así que la noticia no me va ni me viene. Pero lo que si me dejó alelado es que el periódico señalaba que tras una "profunda investigación" de la municipalidad se descubrió que en ese local se realizaban actividades de prostitución. ¡¡¡¡Colón!!!! Verán, hace ya más de diez años cuando llegué a Lima, mi hermano medio me comentó que era vox populi que en ese huarique atrás de la municipalidad habían putas. Osea, digamos, bastante gente sabía de qué iba el Tequila. ¿Con eso me vienes a vender lo de "profunda investigación"? En fin.

Seguiré leyendo a ver qué mas me encuentro. De repente hay una nota donde el alcalde de Miraflores dirá a quienes manejan por el distrito que tienen que tener cuidado ya que se acaban de dar cuenta que para el lado oeste del distrito hay un acantilado muy grande. Digo, es un decir.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Más pobrecitos aún 2

Me he dado cuenta que es un pobrecito aquella persona que, a despecho de su ya evidente mayoría de edad (30-40), utiliza con la finalidad de parecer "bacán", "juvenil", light" y demás, la palabra o jerga, o acróstico u onomatopeya - que no alcanzo realmente a identificar qué diantres es, macho - "refurinfunflais" y sus complementos y variaciones.

De verdad que dan ganas de ir hasta donde se encuentra y arrastrarlo a patadas por imbécil. No es posible que su edad y en su cargo me venga con huevadas de ese calibre.



Puno

Aunque felizmente la opinión de la mayoría de su población es contraria a lo que dijo su presidente regional, yo también soy de la idea de que si empezaran a dar la lata con eso de la autonomía y sedición habría que mandarles los tanques y batallones de arequipeños.

Sin embargo, si he escuchado opiniones peculiares. La primera de ellas se pronunciaba por que a los puneños separatistas habría que mitimarlos. La más peculiar de todas se pronuncio por una solución práctico-histórica. Analizaba: ¿Cuánto ha contribuido Puno al desarrollo del país? ¿Cuánto cuesta mantener ese departamento tan grande? Conclusión: Genera pérdida. Mejor se la rematamos al mejor postor.

Mi madre siente una fuerte nostalgia e identificación con Puno, aunque no con los puneños. Eso a mi me genera ciertos conflictos.

Pero más alla de las bromas y de los despropósitos, creo que esa idea del estado federal debería ser algo que podríamos rescatar. Por lo menos serviría mejor que este híbrido españolizado que tenemos como regionalización. Digo, es un decir.


Miercóles que parece viernes.

En mi ánimo sólo hay paciencia y esperanza para el momento que el jefe se vaya de la oficina. Con esa salida empieza mi laaaargo fin de semana. Y es que, tras cuatro o cinco años de apóstata declarado, yo ya no celebro semana santa. Tampoco "semana tranca" por que, poco dado a viajar en estos días, siempre me encuentro lacio de amigos y nunca me ha emocionado tomar sólo. Además que últimamente le he cogido un respeto, más que miedo, a embriagarme. Cada vez me sorprendo más de que ya no suelo ser como antes y que mis reacciones pueden variar desde el cariño eufórico a la envalentonada más ridícula.

Además, debo decir, lo único que logran los habitantes católicamente practicantes de este país es deprimir a los que nos quedamos en la ciudad. Cuando camino un viernes santo por Lima entiendo por qué millones de personas en su sano juicio huyeron de esta lerda urbe. Me dan ganas de estar en cualquier otro lado, un sitio con sonidos agradables, con colores lindos, con música que me hable de la alegría de estar vivo y no metido en un caleidoscopio gris. De sólo pensarlo me dan ganas de que sea lunes de nuevo para ponerme a trabajar.

Pero este año si voy a hacer algo que quería hacer hace mucho tiempo. Ya estoy a punto de conseguir los aparejos necesarios y el jueves haré las compras definitivas. El viernes va a ser día de parrillada. Para darles la contra a todos aquellos que, sin cuestionarse en absoluto, asumen que a la divinidad le importa si comes o no comes tal o cual cosa un viernes cualquiera del año. Cuando me encuentro con dogmas tan tiernamente ridículos es que me alegro de estar en la vereda del frente. Mientras medio Lima esté masticando sus lentejas con bacalao remojado de un día entero, yo estaré provocando al vecindario con el delicioso olor de los chorizos y el lomo fino que estaré asando.

Cambiando de tema, hoy estuve pensando que alguien debió avisarme en qué momento dejé de ser la carga para ser el cargador. Y aunque me genera cierta satisfacción pensar que estoy en la capacidad de cargar un poquito, no deja de generarme más desazón. Digamos que es raro sentir de golpe que la vida te hace darte cuenta ya estas jugando ligas mayores y que todo lo que conociste antes no eran sino tonterías. Que recién ahora te estas enfrentando derecho a lo que son los problemas y las responsabilidades. Recuerdo a mi hermano mayor - y seguro que se relamerá hasta los "cheekbones" cuando lea esto - diciéndome que si no te vas preparando siempre, la vida te lleva de encuentro. Que nadie va a hacer sonar una campana en ningún lado para que te enteres que ya creciste, tienes responsabilidades, y ya no eres una criatura.

El jefe se fue de la oficina. Ya no tengo nada más que hacer acá. Digo, es un decir.

sábado, 15 de marzo de 2008

Sólo una chiquita

Este es el primer post, de todos los que se han hecho en este blog, que hago desde la comodidad de mi pisito. Por fin, luego de semanas de espera, tengo internet en la casa. Eso tal vez, sólo tal vez, repercuta en que postee más y más seguido.

Quien sabe.

De repente resulta que sólo me termino inspirando cuando posteo desde la oficina. Digo, es un decir.

viernes, 14 de marzo de 2008

La del tercer viernes.

Hoy viernes es día feliz. Claro, hay cheque y eso a todo hombre chambeante que recibe quincena lo pone de buen humor. Por otro lado que esto de escribir los viernes me ha aligerado el pensamiento bloguero por que prácticamente me estoy olvidando de Digo durante toda la semana hasta hoy. Y con la misma tranquilidad de todos los viernes - que como dije son más dados a ofrecerme un tiempito para escribir - pues le doy la atención que se merece.

La primera idea que pasó esta semana y que decidí postear fue una anécdota automovilística. Iba yo regresando a mi Miraflores querido luego de pasar casi toda la mañana visitando jueces en el centro de Lima y rodeandome de abogados (ya saben, la grey a la que uno pertenece). En fin, decía que iba yo en mi taxi por pleno zanjón, leyendo las últimas hojas del último libro de Pérez Reverte - que ya terminé - cuando de pronto siento el vaivén. El primer vaivén me hizo levantar la cabeza y darme cuenta que, en efecto, estábamos yendo muy rápido. El segundo vaivén y la maniobra que no tengo la capacidad de describir me puso a pensar en otras cosas.

Y es que, luego de ver cómo el taxi en el que iba esquivó por un resquicio usualmente pequeño al carro de adelante sin que el carro de atrás nos pegue en la mitad mandándonos a las respectivas, puedo decir que casi no la cuento. Mi taxi se iba a meter una partida de campeonato y lo triste del caso es que yo estaba al medio. El momento, el quiebre, la curva, la frenada, la acelerada, la inclinada del carro, la esquivada del muro y cómo luego de eso seguimos rodando a buena velocidad rumbo a Miraflores prefiero no describirlas con detalle. Valga para ustedes la noticia de que casi me choco con dos carros y, de yapa, termino emplastado en el muro de contención del zanjón. Hubiera sido una escena digna del Chino y demás.

Mientras el taxista me miraba nervioso por el retrovisor sin atreverse a decirme nada - porque seguro pensó que se podía ahorra la retahíla de improperios a que tenía derecho - yo sólo pensaba que no me había dado cuenta, al subirme a ese cumplidor Station Wagon, que no sólo le estaba pidiendo al zambo ese que me lleve a Miraflores sino que también le estaba confiando mi vida. Y casi la pierde, macho, casi la pierde.

El susto me hizo quedarme pensando que en realidad, cada vez que te subes a cualquier carro, le estas encargando tu vida al sujeto que está en el volante. No puedo dejar de pensar en eso cada vez que me subo a un carro ultimamente. Seguramente con los días se me va a ir pasando el susto pero creo que por mientras lo seguiré pensando. Y aunque luego de que se me pase el susto ya no lo pensaré, no dejará de ser verdad.

Yo no soy muy fanático de la velocidad. Me molesta en realidad, me pone muy nervioso. Cuando yo manejaba era de las personas que, más bien, iban despacio. Nunca me gustó correr. Incluso me siento sumamente incómodo cuando subo a un carro y este acelera sin motivo alguno. Por eso es que principalmente, siempre que subo a un carro trato de distraerme leyendo algo - como esta última vez - para no estar pendiente de la velocidad que, mucha o poca, ponga el conductor.

Una idea parecida a ésta que les comento - la de encargarle tu vida al taxista, je - se me ocurrió hace años cuando sentado en el asiento del copiloto del jeep de mi hermano Daniel, quien por cierto le encanta pasarse de los 100 en cada oportunidad que tiene, decidí dejar de ponerme tenso. Bajábamos por Chachi Dibos para tomar el circuito de playas rumbo a Miraflores cual centella y mi cuello soportó los últimos niveles de endurecimiento mientras que mi mirada veía las palmeras pasar y pasar esperando ver en cuál de ellas nos íbamos a chocar. Cansado de la tensión decidí echar la cabeza para atrás y cerrar los ojos. No ver, no darme cuenta de la velocidad ni de cuanto marca la agujita del velocímetro. Tan sólo confiar ... y confié. Es mi hermano - pensé - y no nos vamos a matar.

Con la mirada puesta en otro lado, las cosas se pusieron más tranquilas. Desde entonces, cuando comparto el jeep de mi hermano estoy presto a echar la cabeza atrás y no ver el camino. Ya él sabrá qué esta haciendo. La eternidad me alcanzará para echarle la culpa, si es necesario. Je.

Ahora, eso en ciudad ¿eh? En carretera, todo me da igual.

La otra cosa es que, mientras digería el susto del casi choque (lo que no fue fácil, macho) decidí no llamar ni contar nada a nadie. Preferí guardar esa anécdota para el blog. Es que, vamos, ahora que le dedico sólo un espacio a la semana, me parece lo correcto que por lo menos le de exclsuivas ¿no?

Esta semana regresé al gimnasio. La meta ahora es llegar a los 70. Estoy a 7 kilos de la meta y creo que lo puedo lograr. Ya ahí paro la mano. Pensar que hace dos meses estaba 84. Eso motiva. Ahora, lo que desmotiva es el ver que hay ropa casi nueva que ya no la puedes usar por que te hacen ver como enfermo. Tengo un pantalón con una sola lavada que ya no puedo usar y un terno en igual situación. Lo doloroso del caso no es que la ropa ya deje de quedarme sino que uno tiene que reemplazarla y eso cuesta, macho. Gratifica, claro, pero cuesta. Aunque ... en algo tienen que irse los ahorros ¿no?

Por cierto, hablando de costos, el otro día entré al News Café y ... no paga, macho. Pedimos unas fajitas, nos trajeron un platito caliente lleno de cebollas y nos bajaron cuatro cheques por eso. No paga. Lo que si se me han antojado son los rolls. Yo no tengo mucha experiencia en comida japonesa. A las justas he probado dos que tres cosas en el restorancillo que está en el Centro Peruano Japonés (que escuché decir que no es muy bueno pero personalmente a mi me parece que está como pide chumbeque) al que me llevó Omar. Bueno, la última visita ahí se probaron unos rolls cumplidores. Yo ya había probado rolls varias veces pero nunca hasta esa vez me parecieron tan buenos. Así que estoy a la búsqueda del lugar y la oportunidad. Los consejos serán bien recibidos, por cierto (con tal que no tenga que salir del país).

Hablando de salir del país, el otro día me di cuenta que estoy fregado con esto del APEC. Verán: todos los hoteles están acá por Miraflores con lo que el tráfico y la circulación van a estar aún más difíciles que de costumbre. Seguramente uno se va a tardar eones en entrar y salir de Miraflores. Eso me perjudica el lugar de chamba que es donde mi vida se gasta más. Pero, como si eso no fuera suficiente, los encuentros van a ser en el Pentagonito - lease a escasas dos cuadras de mi casa - con lo que no sólo me perjudican el lugar de trabajo sino que de hecho me van a perjudicar también el lugar de descanso. Osea, como todo el mundo viene al país, me perjudican. Solución: irme del país.

Posiblemente la siguiente visita a Buenos Aires se hará en pleno APEC. Es una idea tentadora. Siempre es un gusto volver a Buenos Aires.

Bueno, por hoy creo que basta. Además que esto ya se está pareciendo a una bitácora de vida. Falta que empiece el post poniendo "querido diario". Digo, es un decir.

viernes, 7 de marzo de 2008

El post de los viernes.

Ha pasado una semana del último post que me mandé y tal parece que recién los viernes a las seis de la tarde tengo la tranquilidad y las ganas suficientes para ponerme un post caballeroso. Ya parece que estuviera copiando los Pensamientos de Jueves del blog de Dragón que hace tanto tiempo no leo. Y no es que de pronto haya dejado de gustar de la lectura de ese blog sino que, al igual como no tengo tiempo para escribir, tampoco tengo tiempo para leer todo lo que el reader de google me dice que tengo que leer. En fin.

Y es que hay que ser sinceros y reconocer que he tenido la semana más movida en ... hum ... ¿cinco meses? Claro, es que entre la huelga del poder judicial y las vacaciones judiciales (estas personas no dan puntada sin hilo) he tenido una etapa de relajación. Demasiada relajación en realidad y esa demasiada relajación me está pasando la factura en estos días ya que tengo que esforzarme el triple para evitar que se caiga lo que hice mal. Hay que asumir responsabilidades, ni modo.

Lo que si me tuvo entretenido fue el conflicto de los de la Gran Colombia. Y bueno, aunque lo de Colombia fue una avivada grande como el Cumbal, la visceral antipatía que le tengo a Hugo Chávez, Correa y demás me hizo ponerme, mentalmente y a distancia, del lado Uribista. No es que piense que este sea un dechado de virtudes pero ... a la hora de escoger bandos, escojo el que menos mal me cae.

Ahora que despues de la Cumbre de Río parece que no va a haber ni la menor escaramuza (ni siquiera lanzada de piedra) me quedo con una desagradable desazón y es que, el subdesarrollo es una pandemía, tenía el morboso deseo de que al menos se metan una piña. Ya sé, ya sé. Esos deseos de guerra son despreciables pero ... me confieso ante ustedes hermanos que he pecado.

Aunque sea una piñita, una pechada hubiera sido suficiente. En fin.

Otra cosa que me ha tenido contento es el último libro que tengo. No sé si lo habré dicho antes pero la verdad es que, desde que hace muchos años me pasaron para leer el prólogo de "La Piel del Tambor" - fragmento que hechiza cuando lo lees por primera vez -, soy un fiel lector de Arturo Pérez Reverte. Y bueno, que Arturo sacó su último libro "Un día de cólera" y yo me lo estoy zampando complacidísimo. El libro no decepciona, es justo lo que uno espera de Pérez Reverte. La historia que cuenta son los disturbios en Madrid del 2 de mayo de 1808 - sigan el enlace si quieren saber más que yo no se los voy a contar - y, cómo es lógico, el escenario principal son las calles madrileñas. A punta de referencias e historias he llegado a conocer un poco el centro histórico de Madrid. Pero lo que me emocionó es que el libro traía, gentilmente adosado a una pestaña interna de la tapa, un plano de Madrid en 1808. Y a mi que me gustan eso de los planos, pues estuve en mi garbanzal.

Luego de leer "Un día de cólera" cuando vaya a Madrid - que espero algún día ir - la veré con otros ojos. Y es que toda ciudad donde se haya hecho una escabechina de ese calibre es una ciudad a la que hay que tener respeto. Mucho respeto.

Por cierto, regresando al tema colombo-mono-gorila, alguien puede explicarme qué carajos pinta Nicaragua en este entuerto. Osea, el tema lo llevabamos bien bacán, consternados los peruanos, preocupados los chilenos, callados los paraguayos, uruguayos y bolivianos y bailando - siempre bailan éstos - los brasileños. Ya nos habíamos puesto de acuerdo, Alan mandó sus puyas a Chávez y este no nos empelotó. Hasta Bush dijo lo que tenía que decir y ahora nos sentábamos a ver cómo se acababa esto cuando de pronto sale el pelado del nicaragüense y ... viene a alborotar el gallinero. Si ni siquiera Bolivia, que por lo menos es gallo de este corral, dijo nada y me viene un bananero a subirse al coche y a sacar la lengua todavía.

Es incomprensible, de verdad. Y lo que me parece más increible es que se viene con ínfulas. Rompe relaciones diplomáticas con los colochos y lo vienen a declarar como si fueran Francia. Igual que meses atrás, cuando nadie lo llamó, que vino a opinar sobre Humala. Sinceramente yo no entiendo. ¿Desde cuando Nicaragua ha llevado la voz cantante en algo? Digo, tu me dices Nicaragua y yo pienso en el lago enorme que tienen, en Violeta Chamorro y en los Contras. Una nación centroamericana modelo, de las que son consideradas como equipo de liga distrital de la Copa Perú. Algo así como el Santa Rosa de Ocopilla que jugaba por mi casa cuando yo vivía en Huancayo.

Eso me recuerda que cuando trabajaba en aquella empresa - cuyo nombre no voy a mencionar - me contaron que cuando fueron a abrir la sucursal en Nicaragua - jamás supe por qué en Nicaragua - se sorprendieron por que las calles - no me fío de la veracidad del chisme pero si cuento la anécdota por que viene a tema - no tenían nombre. Y que las direcciones se daban por las señas particulares de cada calle. "La casa amarilla de la calle del parte" o algo así. Osea que si pintaban la casa de azul, nos íbamos todos al cacho. Lo que si recuerdo era un sitio que era conocido en mismo Managua como "La Bomba" por que al frente de esa casa había estallado hace muchos años una bomba y desde entonces esa se volvío la dirección oficial. La correspondencía la mandaban a la "casa amarilla en la calle de la bomba". En fin.

Desiada letra por este viernes. Veremos cómo nos trata la siguiente semana en la que, por cierto, empiezo de nuevo el gimnasio. A ver si paso de la barrera de los 70. Aunque no sé que tan beneficioso va a resultar eso ya que motivaría que tuviera que cambiar todo mi guardarropa, de nuevo.

Por cierto, mañana quiero pegármela. Espero que se pueda dar la oportunidad, no quisiera ponerme a tomar solo. Digo, es un decir.