miércoles, 21 de febrero de 2007

El gusto por la moda.

Cuando estaba en la universidad, ya casi en la mitad de la carrera, entró a la facultad una muchachilla. Simpatica, sí, pero tampoco muy simpática. La típica gringuita ¿capisci? Ahora, debe ser que a mi, personalmente, mis gustos no han ido mucho para las rubias sino que he preferido, mayormente, morenas. Sin desmerecer, claro. La cosa fue que en realidad esta muchachilla no me pareció absolutamente nada sacado de otro mundo, no era de las mas bonitas y ante mi sincera e inexperta mirada, debo reconocer, no me parecia que llamara mayormente la atención. Encima habían unos rollitos y una pancita que no pasan fácilmente en el cuerpo de aquellas que tientan el sitial de ser "la figurita" de una facultad universitaria.

Pero de pronto, el nombre de esta muchacha empezó a estar en boca de todos. Todos hablaban de ella y de la relación que empezó. De lo buena que estaba y cuando se hablaba de mujeres de la facultad, su nombre salía entre los primeros y la gente daba muestras de conformidad ante su invocación. Estaba de moda, por lo visto, y estaba de moda decir que a uno le gustaba ella. Se veía bien, era ver las cosas como todos y pensar igual que todos. Pertenecer al grupo.

Yo prefería guardar un perfil bajo, en el grupo era el que escuchaba mas que hablaba y así me enteré de esta situación. La siguiente vez que "la musa" se cruzó en mi camino, le mandé una mirada más curiosa que interesada y me di cuenta que mi primera impresión no estaba del todo erronea. Nada del otro mundo. Creí y creo que habían otras mujeres más simpáticas aún pero que no eran tan apreciadas por el grueso de la gente.

Ante ello, yo que no soy héroe ni rebelde sin causa, decidí guardar mi opinión y no decir ni pio.

Pero como este tipo de cosas no me quitaban el sueño, dejé a la muchachita y a su supuesta cohorte de admiradores y me dediqué a otra cosa.

No pasaron semanas de esta situación cuando, en un grupete reunido en una banca de la facultad, los muchachos empezaron a hablar de chicas. Y el nombre no fue mencionado. Sorprendido ante la omisión abrí la boca para contribuir a la conversación y eché al ruedo el nombre de la, hasta hace poco, figurita. Hubieron dos que tres que me miraron desaprobatoriamente y casi al unísono todos dijeron lo que yo pensaba desde un inicio y no dije.

De pronto ya no estaba de moda decir que ella estaba buena ni que era bonita. Al contrario, todos decían que no pasaba nada. Y yo quedé como el único pelotudo que pensaba que merecía mencionarse a la susodicha. Pero ... mas allá de eso a mi me quedó una cosa dando vueltas.

Estoy convencido que todas esas personas no se convencieron de la noche a la mañana que fulanita no era lo que se decía. Creo y sé que ellos pensaban, desde el inicio, lo mismo que yo. Pero bueno, alguien en algún lugar y en algún momento dijo que la muchacha estaba 10 puntos y nadie dijo nada, todos aceptaron la situación y se convirtieron en nuevos propagadores de la noticia. Pero un buen día, alguien en algún lugar dijo que la muchacha no era gran cosa y, de pronto, todos se liberaron y fueron sinceros consigo mismos, y con los demás. Ya no estaba de moda decir que era bonita. Ahora lo que se veía bien era decir lo contrario, esa era la forma cómo la veían y pensaban todos. Para pertenecer al grupo, ahora había que no decir que fulana era bonita. Y estoy seguro, también, que muchos de los que en realidad si gustaban de la muchacha, se unieron al grupo y negaron su opinion.

¿Quien determinaba las modas? Me pregunto. En fin, ya no es momento de detenerse a pensarlo, han pasado siete años.

Yo me defendí a rabiar desde el momento que me quisieron enrostrar cómo era posible que me gustara la muchacha. Señalé con mucha valía que en realidad no me gustaba, que a los que le gustaba era a ellos (aunque muchos lo negaron con total cinismo) y que yo sólo les seguí la corriente. Como lección, en materia de gustos, no volví a abrir la boca. Ni para apoyar ni para pedir apoyo.

Total, lo importante es que quien me guste, me guste a mi ¿no? Digo, es un decir.

4 comentarios:

Nam dijo...

Totalmente de acuerdo, también he visto eso durante la época de la universidad, había una chica que estaba mas buena que el pan pero como era tranqui y usaba ropa suelta, pues no hablaban mucho, sin embargo habían algunas que no lo estaban tanto pero por la forma de vestir un tanto llamativa se convertían en una moda que a los dos meses desaparecía, durante la cual todos los que después rajaban decían que eran unos cueros.
Y es que así es, y que yo sepa, con las chicas también pasa.
De acuerdo contigo, lo mejor es quedarse callado, ver como se el resto se llena la boca y mantenerse en sus ideas.

Gabriel dijo...

aveces mas que una moda, es como se comporta una persona, puede ser tambien el nivel de discurso o poder de convencimiento que tiene la persona que se encarga de regar el rumor o destruir al idolo...

al final para cada roto hay un descosido

Dragón del 96 dijo...

Quien impone la moda? El/la mas popular, es un hecho.

Nunca he visto suceder cosas asi... creo, recuerdo a la chica a la que todos deseaban, pero una vez pasado el velo de la novedad y unos cuantos aguirres por aca y por alla, la noticia pasoa segundo plano.

Slaudos.

Angélica Camacho dijo...

A mi nunca me llamó nadie la atención por moda, es más, como soy contreras en esa materia jamás di la vuelta a ver al más popular porque sencillamente me importaba un rábano. Yo miraba a quien lo valía.