lunes, 5 de junio de 2006

No fue un domingo cualquiera

Ganó Alan. No me alegra. Ganó con mi voto. Eso si que me entristece. Me recuerda la tira cómica del genial Quino, aquella donde Mafalda le pregunta a Libertad si es que su papá ya decidió su voto. ¿Y piensa que ese candidato va a perder? - preguntó Mafalda. No -respondió Libertad- piensa que ese candidato va a ganar. Y anda con una cara, ¡pobre! Nunca hasta ayer entendí tan a carne viva esa viñeta. El papá de Libertad se me antojaba un hombrecillo conflictuado, poco práctico y muy melindroso. Ahora se que, si llego a tener una hija, se llamará Libertad.

Y sí, ayer hice lo que alguna vez juré no hacer jamás en mi vida. Aunque tuve que adoptar un pequeño engaño para evitar que esa triste experiencia (votar por el Apra) se fije en mi subconsiente y me traiga pesadillas mas adelante. Yo no marqué la estrella, lo que yo hice fue tachar la cara de Alan. No lo quiero, no lo quise.

Sin embargo, me hubiera hecho muy infeliz que ganara el otro sujeto. La ignorancia, la prepotencia, el resentimiento, la negación de todos los valores políticos en los que creo como hombre, como persona, como abogado y, por último, como ser racional bípedo que vive en este rincón del mundo. Tal vez el día que deje de creer que tanto las libertades como la responsabilidad de su uso son los rasgos que mas reflejan el grado de civilización de una persona o de un pueblo, pueda comulgar con gente como Humala y el séquito de criminales que lo acompañan. Si, criminales por que si uno está acusado de acoso sexual, el otro esta en investigación por prevaricato, aquel por violación, aquel otro por tráfico de influencias, ese de allá por cohecho, el de mas acá por estafa y ese del fondo está denunciado por tráfico de armas. Claro, eso sin contar al peladito que gusta de chocarse y de hijaputear a las mujeres. no podría estar de acuerdo en que esa gente gobierne mi país y mucho menos podría creerles que encabezan algun cambio positivo. Si es que la intolerancia, la prepotencia, la mediocridad y la ignorancia pudieran encabezar algun tipo de cambio postivo. Por eso voté por Alan, por que no me dejaron otra opción y tuve que elegir por el que era, en última instancia, el mas sensato. Y por eso siento la necesidad de justificarme, para que no vayan a creer que me gustó mucho.

Definitivamente el Apra no es mi bandera, nunca lo fue y nunca lo será. Mi bandera fue otra pero no logró estar en estas instancias de la batalla. La batalla contra el lumpen. Me siento entonces, frente al triunfo de Alan, como aquel guerrero que tuvo que luchar bajo la bandera del adversario frente a un peligro común. Luché, ganamos, pero luche bajo otra bandera, una que no comparto ni aprecio, y por ello no me siento alegre.

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