lunes, 29 de enero de 2007

"Entre películas y bostezos" o "Todo lo que uno vive en recurrentes viajes entre Lima y Chimbote".

La semana pasada mi jefe me volvió a mandar a Chimbote. He ido dos veces en las últimas dos semanas y el pronóstico del tiempo señala que posiblemente vaya una tercera vez en esta tercera semana. Esta regularidad de viajes ha causado que ya en el estudio la gente me empiece a gastar bromas. "Cada vez que te portas mal, te mandan a Chimbote" dicen y yo empiezo a creer que tienen razón. Esta última vez sólo me mandaron por medio día. Salí a la medianoche y regresé a la una. Tal vez si me vuelvo a portar mal me mandan otra vez por día y medio ... o quizá por dos.

Desde que estaba en la universidad y tenía que viajar a Huancayo en algún momento, aprendí a desconectarme en los viajes. Es decir, a mi me gusta viajar, pero durante el tiempo que paso dentro del bus se activa en mi un mecanismo como de "hibernación" que hace que se reduzcan mis señales de actividad y me limito a vegetar durante las horas que tengo que pasar ahí. Esa táctica me ha dado resultados y miren que me he ido hasta Tumbes y Tacna respectivamente.

Lo que si me resulta un fastidio es que yo no duermo bien en los viajes. Siempre he admirado y envidiado a aquellas personas que caen dormidas ni bien el carro empieza a moverse y no se despiertan en toooooodo el viaje. Tambien las he odiado. Especialmente a las que roncan. Pero en el fondo, a mi tambien me gustaría poder dormirme de un sólo tirón las seis horas de viaje que me toma irme a Chimbote.

Recuerdo viajes imposibles, pero serán motivo de otros posts. Lo que si debo reconocer es que el servicio Cruzero de Cruz del Sur, en el primer piso, es sumamente cómodo. Hace dos semanas me fui, tanto de ida como de vuelta, cómodamente sentado en una poltrona (que supero a lo que conocía como "asiento de bus") del primer piso del bus y sinceramente es de lo mejor que existe. Por eso mismo sentí un gran desencanto cuando Rosita, la secretaria de la oficina, me comunicó que para el viaje de la semana pasada no pudo conseguir asiento (o poltrona) en el primer piso. Caballero tuve que viajar en el segundo piso que no es precisamente incómodo pero ... en comparación con los asientos del primer piso, si causan cierta nostalgia.

El viaje empezó a media noche. Al bus lo acababan de limpiar y aún tenía a toda potencia el olor del desinfectante ese que le echan para limpiarlo. Sencillamente desagradable, aunque supongo que mas desagradable sería entrar al bus sin limpiar y enfrentarse al aroma de la cincuentena de personas que estuvieron metidas en ese tubo durante varias horas. Con ese pensamiento, el olor del desinfectante se hace menos desagradable.

A mi costado se sentó un señor flaco, lo que resultaba un punto a favor por que los gorditos ... esos si incomodan un poco. Lo único que pedí es que no roncara. Increiblemente caí rendido rápidamente, entre sueños escuché los lamentos de alguien por el cuarto gol que recibía mi esportin querido aunque me negué a creer. Luego de un pequeño ataque de desesperación y claustrofobia muy bien retenido, las tinieblas se apoderaron de mi y me llevaron a los brazos de Morfeo quien, supongo, habrá tenido que hacerse también el viaje de Lima a Chimbote para mantenerme en ellos. Me desperté una vez en medio de la oscuridad y al fondo del camino vi luces. "Chimbote" - pensé. Pero al ver el reloj y comprobar que recíen eran las dos y algo mas me di cuenta que, en el mejor de los casos, sólo sería Barranca. Seguí durmiendo.

Me volví a despertar a las cinco y media. "Ya voy a llegar, pensé". Me volví a dormir. Recién llegue a las 6 y 30 de la mañana. Lo primero que pregunté al taxista es cómo había quedado mi esportin querido. La mofa por los cinco goles no se hizo esperar. Mientras pasabamos por el bonito estadio que está construyendo la Municipalidad de Chimbote, con capacidad para 30 mil personas y que estaba pensado para acoger al Gálvez este año en primera división, el taxista me hablaba de lo mal que había estado el Cristal, despertando mi incredulidad, mi tristeza y mi piconería. Asi que me puse a hablar del Galvez ("Si, que mal. Pero peor está el Galvez".) con lo que el taxista (talvez hincha del Galvez) reconoció el tema y dejó al esportin tranquilo.

Mexicanos infelices. Nos metieron todos los goles que tenían para meternos. No se guardaron ni uno solo los muy ... pinches, para utilizar una palabra de su propio idioma. En fin.

La vuelta fue menos dormilona. Aunque también dormi. Luego de cumplir con mi cometido laboral y empujarme un cumplidor cevichito que ya reportaré en Sazón Urbana, estuve a la una en punto dispuesto a tomar mi bus de regreso. El bus, que venía desde Chiclayo, recién llegó a las 2 y el embarque se hizo 20 minutos despues por que el personal del terminal estaba almorzando. Se piteó, se reclamó y se subió. Primera alegria del viaje: no había nadie sentado en el asiento de mi costado, osea que tuve los dos asientos para mi solito.

En lo que va del mes he viajado seis veces por Cruz del Sur (ida y vuelta a Huancayo e ida y vuelta a Chimbote dos veces). Esta empresa te pone videos como todas ¿ok? Pero tambien te pone su video "Tour Perú" que ella misma produce y que sólo tiene propaganda de si misma ... y de Cable Mágico. Lo que pasa es que, a la cuarta vez, ya me sabía el videíto de memoria. Y vamos que te lo ponen justo en la hora del almuerzo y entre vianda y vianda no te queda otra que soplarte todo "Tour Perú". Por ahí me comentaron que CdS produce un "Tour Perú" para cada mes pero que, a veces, siguen trasnmitiendo el mismo durante meses. Ojalá lo cambién, si vuelvo a ver ese video estoy seguro que me va a volver a dar el bendito mareo que me daba cuando era chiquillo y que en tantos aprietos ponía a mi mamá, mi papá, mis hermanos y todo aquel incauto que viajaba conmigo. Segunda alegría del viaje: el disco de "Tour Perú" se malogró a los tres minutos y nos ahorraron el trámite de tener que volver a verlo.

CdS dice que, revalorizando el Perú, en sus almuerzos propone la "cocina novoandina". Yo no se si será verdadera cocina novoandina, pero el arroz chaufa que me sirvieron tenía la pinta mas triste que he visto en un chaufa en todo el tiempo que llevo chaufeando, que no es poco. Aunque debo reconocer que, a desmedro del unico hotdogcito que lo adornaba, estaba mas bien sabroso y que, luego de la foto, no duró mucho tiempo mas.


El resto del viaje pasó normal, a no ser por las llamadas de la oficina que, sin piedad, me avisaban que al día siguiente debía estar temprano en Palacio de Justicia para averigüar de qué callada manera es que se nos están cayendo los procesos.

Al día siguiente me llamaron de CdS para hacerme una encuesta y preguntarme sobre la calidad del servicio. Como premio de hicieron pasajero frecuente y ya estoy acumulando puntos que me valdrán para canjear futuros pasajes por toooooodo el Perú. Lo único que tengo seguro al respecto es que esos puntos no se van a transformar, de ninguna manera, en un pasaje a Chimbote. Digo, es un decir.

2 comentarios:

Dragón del 96 dijo...

Tu chaufa con hotdog me parecio un cgaue de risa... y chevere lo de viajero frecuente.

Envidiable (sanamente)

Slaudos.

Gise dijo...

Para eso de los servicios, hay que tener suerte. A veces me ha ido mal con Cruz del Sur y super bien con Ormeño o Flores.
Pero en comparación con las tres empresas, Cruz del sur tiene el mejor "menú" (????)
:( ... jajjajjaja.

Saludos