Si no has leído "Cuestión de Chorizos", tal vez no entiendas de qué viene esto. Así que puedes darle una revisasa.
La actividad de Buenos Aires es novedosa para alguien que vive acá y está acostumbrado a que las calles tenga vida hasta las 10 u 11 de la noche. Allá, en el centro de la ciudad, las cosas cierran temprano. A las cinco la gente se empieza a ir a su casa y a tiro de ocho de la noche, las calles estan desiertas. Salvo Corrientes que tiene restoranes y teatros y un poco Florida y Lavalle. Caminar por las demás calles es hacerlo solo y, aunque no te pasa nada, siempre intimida.
En esas andaba yo cuando encontré la tercera y última carretilla de choris (la del estadio fue la segunda). Estaba ubicada en la esquina posterior del edificio de Correos justo en diagonal al Luna Park. En esa esquina se estacionan varios colectivos que creo que hacen el recorrido hacia el sur de la ciudad (Quilmes, Banfield, Lomas de Zamora, Lanús) creo. Alrededor de la carretilla habían varias oscuras siluetas de tremendos mocetones que engullían sus fiambres. No sé si habrá sido la oscuridad o el pequeño reparo de meterme, yo extranjero y sin mucho conocimiento de los menesteres fiambreros porteños, en medio de todo ese gentío y preguntar hecho un infeliz cuanto cuesta. La cosa es que, parado debajo del poste en la esquina del mismo Luna Park, me quedé mirando hacia alla para analizar por un momento la conveniencia de cruzar. Claro que también reparé en el hecho de que si yo hubiera tenido un cigarrillo mordido en la boca, una chalina y un sombrero, mi silueta debajo de ese poste frente al coliseo hubiera sido una postal porteña clásica. En fin.
Y es que ¿te has dado cuenta que en cada sitio hay que saber pedir comida?. Digamos, cada lugar tiene su idioma y cada comida tiene su propio nombre. Por ejemplo, no fue sino hasta los últimos días de mi segundo viaje cuando me enteré qué cosa eran una "bondiola" o una "fainá". E incluso, aunque no requiere mayor esfuerzo, siempre sorprende que la gente te pregunte si quieres "fritas" (al toque te das cuenta que te están hablando de papas) o que, mirandote raro por que no lo has mencionado, te recuerdan que ademas del bife que te has pedido sería recomendable que te pidieras un "medio" (¿no va a pedir un "medio"?). Logicamente que el medio lo pides no tanto por que seas consciente de que es imposible no pedirlo sino por que hay que pedirlo, no vayan a traerte las cosas incompletas. Evidentemente, un "medio" es medio litro de vino y es francamente imperdonable no pedirlo con las carnes.
Pero ... ¿al choripanero le puedes pedir un "medio de tinto"? Vaya uno a saber esas cosas. En mi país usualmente pides: "¡tía, un deshilachado con papas al hilo y todas sus cremas!". ¿Entiendes? Y si no lo pides así, no te entienden. A eso me refiero cuando digo que hay "una forma de pedir". Bueno, dubitativo Chalo (que suele aparecer de rato en rato) recomendó seguir caminando y dejar las sombras y los choripanes atrás. Además, el olor no era tan bueno como cuando salí del estadio. Esa fue la última vez que vi una carretilla.
Días despues volví a esa esquina dispuesto a dejarme de huevadas y pedirme un chori y pagar como si nada. Total, Buenos Aires no es eterno y uno no puede quedarse con ganas de comerse un simple pan con chorizo.
De mas está decir que me quedé sin comerlo y me regresé con las ganas.
Continuaré esto en la parte 3. Ya me está gustando esto de convertirme en folletinero por entregas. Digo, es un decir.
La actividad de Buenos Aires es novedosa para alguien que vive acá y está acostumbrado a que las calles tenga vida hasta las 10 u 11 de la noche. Allá, en el centro de la ciudad, las cosas cierran temprano. A las cinco la gente se empieza a ir a su casa y a tiro de ocho de la noche, las calles estan desiertas. Salvo Corrientes que tiene restoranes y teatros y un poco Florida y Lavalle. Caminar por las demás calles es hacerlo solo y, aunque no te pasa nada, siempre intimida.
En esas andaba yo cuando encontré la tercera y última carretilla de choris (la del estadio fue la segunda). Estaba ubicada en la esquina posterior del edificio de Correos justo en diagonal al Luna Park. En esa esquina se estacionan varios colectivos que creo que hacen el recorrido hacia el sur de la ciudad (Quilmes, Banfield, Lomas de Zamora, Lanús) creo. Alrededor de la carretilla habían varias oscuras siluetas de tremendos mocetones que engullían sus fiambres. No sé si habrá sido la oscuridad o el pequeño reparo de meterme, yo extranjero y sin mucho conocimiento de los menesteres fiambreros porteños, en medio de todo ese gentío y preguntar hecho un infeliz cuanto cuesta. La cosa es que, parado debajo del poste en la esquina del mismo Luna Park, me quedé mirando hacia alla para analizar por un momento la conveniencia de cruzar. Claro que también reparé en el hecho de que si yo hubiera tenido un cigarrillo mordido en la boca, una chalina y un sombrero, mi silueta debajo de ese poste frente al coliseo hubiera sido una postal porteña clásica. En fin.
Y es que ¿te has dado cuenta que en cada sitio hay que saber pedir comida?. Digamos, cada lugar tiene su idioma y cada comida tiene su propio nombre. Por ejemplo, no fue sino hasta los últimos días de mi segundo viaje cuando me enteré qué cosa eran una "bondiola" o una "fainá". E incluso, aunque no requiere mayor esfuerzo, siempre sorprende que la gente te pregunte si quieres "fritas" (al toque te das cuenta que te están hablando de papas) o que, mirandote raro por que no lo has mencionado, te recuerdan que ademas del bife que te has pedido sería recomendable que te pidieras un "medio" (¿no va a pedir un "medio"?). Logicamente que el medio lo pides no tanto por que seas consciente de que es imposible no pedirlo sino por que hay que pedirlo, no vayan a traerte las cosas incompletas. Evidentemente, un "medio" es medio litro de vino y es francamente imperdonable no pedirlo con las carnes.
Pero ... ¿al choripanero le puedes pedir un "medio de tinto"? Vaya uno a saber esas cosas. En mi país usualmente pides: "¡tía, un deshilachado con papas al hilo y todas sus cremas!". ¿Entiendes? Y si no lo pides así, no te entienden. A eso me refiero cuando digo que hay "una forma de pedir". Bueno, dubitativo Chalo (que suele aparecer de rato en rato) recomendó seguir caminando y dejar las sombras y los choripanes atrás. Además, el olor no era tan bueno como cuando salí del estadio. Esa fue la última vez que vi una carretilla.
Días despues volví a esa esquina dispuesto a dejarme de huevadas y pedirme un chori y pagar como si nada. Total, Buenos Aires no es eterno y uno no puede quedarse con ganas de comerse un simple pan con chorizo.
De mas está decir que me quedé sin comerlo y me regresé con las ganas.
Continuaré esto en la parte 3. Ya me está gustando esto de convertirme en folletinero por entregas. Digo, es un decir.
1 comentario:
Chalo Gardel jajajaja
cha maquina otra vez nos quedamos sin saber que le paso al chorizo
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