jueves, 27 de setiembre de 2007

Cuestión de Chorizos, parte 3

Si no has leído la segunda parte, o la primera parte, tal vez no entiendas mucho esto. Así que si quieres puedes darle una leída.

La primera carretilla de choripanes que vi en Buenos Aires fue en el segundo día que estuve ahí. Ese día el recorrido me llevó al Zoo y de ahí seguí caminando por los jardines de Palermo que son muy arbolados. Supongo que con un clima de verano serían mas acogedores pero en invierno crudo, y a pesar del tibio sol que no calentaba nada, mi recorrido obedecía mas al interés turístico que a las ansias de pasear por la naturaleza. Así llegué hasta el Planetario.

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Este es el planetario. Como no sé tomar fotos, la tomé a contraluz.

Mi plan de esa mañana fue conocer los dichosos jardines y a tiro de medio día o una de la tarde, regresar a la casa (que no estaba lejos) por que a las tres jugaba Boca y quería ir a la cancha. Ese punto de la agenda no estaba trazado en el plan original pero Ernesto me hizo ver que ir BsAs y no ir a ver a Boca iba a ser un real desperdicio. No es para tanto pero sí me alegro de haber ido.

En mi billetera aún tenía el producto íntegro del robo a que me sometí alegre y voluntariamente por parte del Banco de la Nación Argentina en su caseta del aeropuerto de Ezeiza. Me explico. Yo viajé con 170 dólares en efectivo metidos en mi billetera, mi intención era llegar y cambiar para poder tener pesos y contar con dinero en efectivo. Para esto ya me había informado que allá no existe la circulación paralela como acá donde con un poco de insistencia te aceptan dólares en cualquier lado y tampoco existen amigos cambistas. Sabía que las casas de cambio eran pocas y te pedían pasaporte para cambiar, que los bancos no abrían los sabados y que ... en general, si no cambiaba pesos me iba al joraca.

Supe también que en Ezeiza, al costado de donde recoges el equipaje hay una caseta de cambio y, luego de recoger mi incómodo mochilón, allí me dirigí. Otra cosa que también sabía era que el cambio era similar que acá, 3.11 pesos por dólar. Lo que si no supe era que me la iban a meter todita y que la caseta me iba a dar un cambio de 2.74 pesos por dólar. Es decir, yo que esperaba salir del aeropuerto con 528 pesos y algunos centavos, salí de ahí con 465 y centavos. De acordarme me sigue doliendo.

El buen Sebastián, que administraba la casa donde me alojé, se encargó de recordarme lo imbécil que fuí. Lo dijo así. Imbécil. Es que, para algunas cosas, suelen ser muy lisurientos, me fui dando cuenta. Claro que se disculpó al notar mi sorpresa pero para mi la palabra fue lo de menos, lo que realmente escocía era la consciencia se haber tirado 60 lucas (en ningún momento dejé de pensar en soles y ello se vió favorecido por el hecho de que el valor específico de ambas monedas es el mismo) a la basura.

Bueno pues, ahí estaba yo caminando en los bosques de Palermo, con mis 400 pesos (ya había gastado algo comiendo el día anterior, en el desayuno de ese domingo y la entrada al zoo) cuando vi mi primer carrito choripanero en la esquina justo frente al Planetario. Pensé en acercarme y comerme un choripán pero ... no tenía sencillo. No me preocupé, no hacía dos horas que había desayunado y ademas "de esas carretitas voy a encontrar montones" pensé.

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Si le das click a la foto podrás ver su resolución grande, en ella podrás ver al lado inferior derecho del monumentoel primer kiosko choripanero, rojito él, que ví en Baires.

Equivocación total.

Pero, como esto ya está demasiado largo, tendré que hacer una cuarta entrega. Ni modo. Digo, es un decir.

2 comentarios:

Milhoras dijo...

empiezo a pensar que eso del choripan fue un tema muy traumatico para ti.

el proximo finde te espero en casa para invitarte un asadito de aquellos ok?

Jassy dijo...

Osea que ¿hoy tampoco sabré si te comiste o no el &%/$* choripan?????? noooooooooooooooooooooooooo