Ha pasado una semana del último post que me mandé y tal parece que recién los viernes a las seis de la tarde tengo la tranquilidad y las ganas suficientes para ponerme un post caballeroso. Ya parece que estuviera copiando los Pensamientos de Jueves del blog de Dragón que hace tanto tiempo no leo. Y no es que de pronto haya dejado de gustar de la lectura de ese blog sino que, al igual como no tengo tiempo para escribir, tampoco tengo tiempo para leer todo lo que el reader de google me dice que tengo que leer. En fin.
Y es que hay que ser sinceros y reconocer que he tenido la semana más movida en ... hum ... ¿cinco meses? Claro, es que entre la huelga del poder judicial y las vacaciones judiciales (estas personas no dan puntada sin hilo) he tenido una etapa de relajación. Demasiada relajación en realidad y esa demasiada relajación me está pasando la factura en estos días ya que tengo que esforzarme el triple para evitar que se caiga lo que hice mal. Hay que asumir responsabilidades, ni modo.
Lo que si me tuvo entretenido fue el conflicto de los de la Gran Colombia. Y bueno, aunque lo de Colombia fue una avivada grande como el Cumbal, la visceral antipatía que le tengo a Hugo Chávez, Correa y demás me hizo ponerme, mentalmente y a distancia, del lado Uribista. No es que piense que este sea un dechado de virtudes pero ... a la hora de escoger bandos, escojo el que menos mal me cae.
Ahora que despues de la Cumbre de Río parece que no va a haber ni la menor escaramuza (ni siquiera lanzada de piedra) me quedo con una desagradable desazón y es que, el subdesarrollo es una pandemía, tenía el morboso deseo de que al menos se metan una piña. Ya sé, ya sé. Esos deseos de guerra son despreciables pero ... me confieso ante ustedes hermanos que he pecado.
Aunque sea una piñita, una pechada hubiera sido suficiente. En fin.
Otra cosa que me ha tenido contento es el último libro que tengo. No sé si lo habré dicho antes pero la verdad es que, desde que hace muchos años me pasaron para leer el prólogo de "La Piel del Tambor" - fragmento que hechiza cuando lo lees por primera vez -, soy un fiel lector de Arturo Pérez Reverte. Y bueno, que Arturo sacó su último libro "Un día de cólera" y yo me lo estoy zampando complacidísimo. El libro no decepciona, es justo lo que uno espera de Pérez Reverte. La historia que cuenta son los disturbios en Madrid del 2 de mayo de 1808 - sigan el enlace si quieren saber más que yo no se los voy a contar - y, cómo es lógico, el escenario principal son las calles madrileñas. A punta de referencias e historias he llegado a conocer un poco el centro histórico de Madrid. Pero lo que me emocionó es que el libro traía, gentilmente adosado a una pestaña interna de la tapa, un plano de Madrid en 1808. Y a mi que me gustan eso de los planos, pues estuve en mi garbanzal.
Luego de leer "Un día de cólera" cuando vaya a Madrid - que espero algún día ir - la veré con otros ojos. Y es que toda ciudad donde se haya hecho una escabechina de ese calibre es una ciudad a la que hay que tener respeto. Mucho respeto.
Por cierto, regresando al tema colombo-mono-gorila, alguien puede explicarme qué carajos pinta Nicaragua en este entuerto. Osea, el tema lo llevabamos bien bacán, consternados los peruanos, preocupados los chilenos, callados los paraguayos, uruguayos y bolivianos y bailando - siempre bailan éstos - los brasileños. Ya nos habíamos puesto de acuerdo, Alan mandó sus puyas a Chávez y este no nos empelotó. Hasta Bush dijo lo que tenía que decir y ahora nos sentábamos a ver cómo se acababa esto cuando de pronto sale el pelado del nicaragüense y ... viene a alborotar el gallinero. Si ni siquiera Bolivia, que por lo menos es gallo de este corral, dijo nada y me viene un bananero a subirse al coche y a sacar la lengua todavía.
Es incomprensible, de verdad. Y lo que me parece más increible es que se viene con ínfulas. Rompe relaciones diplomáticas con los colochos y lo vienen a declarar como si fueran Francia. Igual que meses atrás, cuando nadie lo llamó, que vino a opinar sobre Humala. Sinceramente yo no entiendo. ¿Desde cuando Nicaragua ha llevado la voz cantante en algo? Digo, tu me dices Nicaragua y yo pienso en el lago enorme que tienen, en Violeta Chamorro y en los Contras. Una nación centroamericana modelo, de las que son consideradas como equipo de liga distrital de la Copa Perú. Algo así como el Santa Rosa de Ocopilla que jugaba por mi casa cuando yo vivía en Huancayo.
Eso me recuerda que cuando trabajaba en aquella empresa - cuyo nombre no voy a mencionar - me contaron que cuando fueron a abrir la sucursal en Nicaragua - jamás supe por qué en Nicaragua - se sorprendieron por que las calles - no me fío de la veracidad del chisme pero si cuento la anécdota por que viene a tema - no tenían nombre. Y que las direcciones se daban por las señas particulares de cada calle. "La casa amarilla de la calle del parte" o algo así. Osea que si pintaban la casa de azul, nos íbamos todos al cacho. Lo que si recuerdo era un sitio que era conocido en mismo Managua como "La Bomba" por que al frente de esa casa había estallado hace muchos años una bomba y desde entonces esa se volvío la dirección oficial. La correspondencía la mandaban a la "casa amarilla en la calle de la bomba". En fin.
Desiada letra por este viernes. Veremos cómo nos trata la siguiente semana en la que, por cierto, empiezo de nuevo el gimnasio. A ver si paso de la barrera de los 70. Aunque no sé que tan beneficioso va a resultar eso ya que motivaría que tuviera que cambiar todo mi guardarropa, de nuevo.
Por cierto, mañana quiero pegármela. Espero que se pueda dar la oportunidad, no quisiera ponerme a tomar solo. Digo, es un decir.
Y es que hay que ser sinceros y reconocer que he tenido la semana más movida en ... hum ... ¿cinco meses? Claro, es que entre la huelga del poder judicial y las vacaciones judiciales (estas personas no dan puntada sin hilo) he tenido una etapa de relajación. Demasiada relajación en realidad y esa demasiada relajación me está pasando la factura en estos días ya que tengo que esforzarme el triple para evitar que se caiga lo que hice mal. Hay que asumir responsabilidades, ni modo.
Lo que si me tuvo entretenido fue el conflicto de los de la Gran Colombia. Y bueno, aunque lo de Colombia fue una avivada grande como el Cumbal, la visceral antipatía que le tengo a Hugo Chávez, Correa y demás me hizo ponerme, mentalmente y a distancia, del lado Uribista. No es que piense que este sea un dechado de virtudes pero ... a la hora de escoger bandos, escojo el que menos mal me cae.
Ahora que despues de la Cumbre de Río parece que no va a haber ni la menor escaramuza (ni siquiera lanzada de piedra) me quedo con una desagradable desazón y es que, el subdesarrollo es una pandemía, tenía el morboso deseo de que al menos se metan una piña. Ya sé, ya sé. Esos deseos de guerra son despreciables pero ... me confieso ante ustedes hermanos que he pecado.
Aunque sea una piñita, una pechada hubiera sido suficiente. En fin.
Otra cosa que me ha tenido contento es el último libro que tengo. No sé si lo habré dicho antes pero la verdad es que, desde que hace muchos años me pasaron para leer el prólogo de "La Piel del Tambor" - fragmento que hechiza cuando lo lees por primera vez -, soy un fiel lector de Arturo Pérez Reverte. Y bueno, que Arturo sacó su último libro "Un día de cólera" y yo me lo estoy zampando complacidísimo. El libro no decepciona, es justo lo que uno espera de Pérez Reverte. La historia que cuenta son los disturbios en Madrid del 2 de mayo de 1808 - sigan el enlace si quieren saber más que yo no se los voy a contar - y, cómo es lógico, el escenario principal son las calles madrileñas. A punta de referencias e historias he llegado a conocer un poco el centro histórico de Madrid. Pero lo que me emocionó es que el libro traía, gentilmente adosado a una pestaña interna de la tapa, un plano de Madrid en 1808. Y a mi que me gustan eso de los planos, pues estuve en mi garbanzal.
Luego de leer "Un día de cólera" cuando vaya a Madrid - que espero algún día ir - la veré con otros ojos. Y es que toda ciudad donde se haya hecho una escabechina de ese calibre es una ciudad a la que hay que tener respeto. Mucho respeto.
Por cierto, regresando al tema colombo-mono-gorila, alguien puede explicarme qué carajos pinta Nicaragua en este entuerto. Osea, el tema lo llevabamos bien bacán, consternados los peruanos, preocupados los chilenos, callados los paraguayos, uruguayos y bolivianos y bailando - siempre bailan éstos - los brasileños. Ya nos habíamos puesto de acuerdo, Alan mandó sus puyas a Chávez y este no nos empelotó. Hasta Bush dijo lo que tenía que decir y ahora nos sentábamos a ver cómo se acababa esto cuando de pronto sale el pelado del nicaragüense y ... viene a alborotar el gallinero. Si ni siquiera Bolivia, que por lo menos es gallo de este corral, dijo nada y me viene un bananero a subirse al coche y a sacar la lengua todavía.
Es incomprensible, de verdad. Y lo que me parece más increible es que se viene con ínfulas. Rompe relaciones diplomáticas con los colochos y lo vienen a declarar como si fueran Francia. Igual que meses atrás, cuando nadie lo llamó, que vino a opinar sobre Humala. Sinceramente yo no entiendo. ¿Desde cuando Nicaragua ha llevado la voz cantante en algo? Digo, tu me dices Nicaragua y yo pienso en el lago enorme que tienen, en Violeta Chamorro y en los Contras. Una nación centroamericana modelo, de las que son consideradas como equipo de liga distrital de la Copa Perú. Algo así como el Santa Rosa de Ocopilla que jugaba por mi casa cuando yo vivía en Huancayo.
Eso me recuerda que cuando trabajaba en aquella empresa - cuyo nombre no voy a mencionar - me contaron que cuando fueron a abrir la sucursal en Nicaragua - jamás supe por qué en Nicaragua - se sorprendieron por que las calles - no me fío de la veracidad del chisme pero si cuento la anécdota por que viene a tema - no tenían nombre. Y que las direcciones se daban por las señas particulares de cada calle. "La casa amarilla de la calle del parte" o algo así. Osea que si pintaban la casa de azul, nos íbamos todos al cacho. Lo que si recuerdo era un sitio que era conocido en mismo Managua como "La Bomba" por que al frente de esa casa había estallado hace muchos años una bomba y desde entonces esa se volvío la dirección oficial. La correspondencía la mandaban a la "casa amarilla en la calle de la bomba". En fin.
Desiada letra por este viernes. Veremos cómo nos trata la siguiente semana en la que, por cierto, empiezo de nuevo el gimnasio. A ver si paso de la barrera de los 70. Aunque no sé que tan beneficioso va a resultar eso ya que motivaría que tuviera que cambiar todo mi guardarropa, de nuevo.
Por cierto, mañana quiero pegármela. Espero que se pueda dar la oportunidad, no quisiera ponerme a tomar solo. Digo, es un decir.
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