jueves, 21 de agosto de 2008

Ermitaño

En mis gustos siempre he tendido a rechazar lo popular, lo masivo, lo genérico. Y me siento feliz de eso.

Es una costumbre y también es una convicción.

¡Vamos, macho! Tampoco confundas, una cosa es actuar conforme los cánones sociales esperados y otra muy distinta que tus ideas, tus gustos, tus aficiones se limiten a conocer y querer lo que es parte del bombardeo habitual del mundo en que vivimos.

Inclusive el amor de mi vida me da la satisfacción de no ser algo tan espantosamente generalizado. ¿Será también por eso que me siento tan cómodo con él?

Y lo curioso es que ... cuando algo que tuvo mi atención se empieza a volver recurrente, popular, habitual, masivo ... dejo de prestarle atención. Como que, con el tropel de gente, las cosas pierden interés. Recuerdo hace unos años cuando, en uno de las cúspides de mis poco habituales ataques de frikismo, me volví un tolkiendili convicto y confeso. Incluso llegué a juntar y mandar las no se cuántas libras esterlinas que me costaba la suscripción a la Tolkien Society. Todo eso hasta que ... hasta que llegaron las películas y todo el mundo creía entender el mundo tolkiendano y todos hablaban de Saurón y del Anillo (aunque muy pocos tenían idea de quien era Tom Bombadil por que ... no salía en la película).

Antes era enternecedor cuando entrabas a un chat y utilizabas un apodo del tema, digamos: "Dunedain" y sólo uno de los muchos reconocía la palabra y en ti a otra persona que había leído el libro y entre ambos se generaba una suerte de confraternidad. Luego de las películas (época que coincidía con las últimas veces en que aún entraba a salas de chat) todo el mundo era Frodo esto, Saurón4459, Gollum aquello. En fin. Le quitaron el encanto.

Tengo, como muchas otras colecciones de libros, todos los libros escritos por Tolkien al respecto. Y hace mucho que no los leo. Supongo que dentro de algunos años, cuando la gente ya no tenga recuerdo de las películas y dejen de pasarlas en el rol habitual del cable, las volveré a leer y posiblemente vuelva a reencontrame con los personajes tan queridos. Alguna vez, mientras leía la genial historia, me imaginé a mi mismo leyéndola a mis hijos (o recomendándoles su lectura que sería mejor) intentando que me crean que lo mejor que pueden hacer ... es leer un libro y que los mejores libros de todos son los que aparentemente son los más inútiles - aquellos que no tienen por intención decirte el camino a tu salvación, tu mejora, tu instrucción -, aquellos que sólo buscan contarte una historia y divertirte.

En fin, volviendo al tema, lo mismo me pasa con la música. Por eso no escucho radio y por eso me genera una profunda sensación de lástima cuando me reivindican, como la quinta esencia de algo, temas y artistas que son producto de lo más comercial y masivo que hay. En fin.

Por eso, macho, te respondo.

No, no he leído ese post que está causando revuelo en la blogosfera. Tampoco comento en ese blog que todos comentan. Me tiene sin cuidado los últimos acontecimientos de moda que repercuten en todo el "ambiente blogsístico". Son pocos y escogidísimos - por mí que, si bien no soy ningún crítico calificado, soy la medida de todas mis decisiones - aquellos blogs que leo y que son contínuamente visitados por varias otras personas. Sí, pierdo totalmente interés en las cosas que se escriben sólo por hacerse más populares o aprovechando la popularidad que ya se tiene en una suerte de homenaje a los muchos que hacen masivo un tema. Sí, se que si no comento no me visitan pero no voy a escribir cuatro sandeces con la única esperanza de que luego alguien venga a escribirmelas a mi.

Si, macho, soy un ermitaño en estas cosas ... y estoy muy contento de estar en los márgenes de la "masividad" (vamo' ahí con el palabro), fuera del circuito turístico, parte del circuito alternativo. Como aquellas pequeñas salitas de teatro que vi en Buenos Aires cuadras más adelante de los grandes escenarios de la Avenida Corrientes, pequeños teatros donde quizá se pueda obtener más que sentado en alguno de esos otros.

Ahora ya sabes lo que opino sobre lo que me dijiste el otro día. Digo, es un decir.

1 comentario:

Dragón del 96 dijo...

Epa tio, estas bien escribiendo solo para ti, aunque ese titulo de blog ya este tomado.

Si he de reconocer que muchos mueren por ser leidos y otros mas por un reconocimiento, pero asi es la gente y a respetarlos. Nadie obliga a nadie a hacer algo que no quiere (auqnue en algunos casos lamentables, si).

Slaudos.