viernes, 1 de agosto de 2008

¡¡¡Ohhhh, los viernes!!!

Y es que hay días en los que de pronto te despiertas y ves todo con neblina. ¡No!, no es lagaña, es neblina.

Un fluido medio viscoso mezclado con el aire que respiras y que sigue tu mirada para donde quiera que te volteas.

Que te hace desear no despertar.

O despertar menos seguido.

O despertar mejor al siguiente día.

Y de pronto ... ¡se va!

Te sientes bien, mueves los miembros, respiras profundo, saltas de tu cama, sientes lo agradable de una ducha tibia, el fresco olor del jabón, el caliente aroma del café, lo sabroso de la tortilla que te preparaste, lo excelente que suena The Clash en la mañana, la alegría de que aún te quede ropa limpia en el ropero y que esta combine haciendo un conjunto agradable a la vista, que tengas suficiente dinero en la billetera como para no sufrir ningún apuro a lo largo del día, y que aún te sobre tiempo como para revisar tu correo en la mañana y leer los titulares del Comercio.

Y luego tienes que venir al trabajo.

No sé que prefiero. Si un viernes de trabajo o una mañana con neblina. Digo, es un decir.



No hay comentarios.: