Ayer hablaba sobre muchas cosas con Luis, entrañable amigo mío, casi un hermano. Las situaciones actuales de nuestras vidas y nuestros vaivenes, que la chamba, que los amigos, que las mujeres, que el alcohol, que el fútbol, que el cigarro. Larga conversación que se desarrolló paralela a una caminata kilométrica desde su casa hasta el Jockey Plaza. Calculo cinco kilómetros.
De todo lo contado y discutido (de lo que, por cierto, no se logró sacar conclusión alguna por que .... no era necesario) algo se me quedó en el recuerdo por que era un pensamiento que acuñé hace tiempo pero no tenía la valentía de formularlo y decirlo.
Mi madre me pasó hace cinco o seis meses "El Tunel" de Ernesto Sábato. Este libro cuenta la historia de un febril hombre, pintor para mas seña, que conoce una mujer casada y se hace su amante. Es, sin embargo, un hombre atormentado por sus celos, los que lo llevan a la enfermiza costumbre de elucubrar cualquier cantidad de hechos en base a los indicios que logra captar en las señas inconsientes, en los suspiros, en los pestañeos, en las inflecciones de voz, en los silencios y hasta en las ausencias de su amante. Cada cosa que ella hace le sirve para sacar una nueva conclusión que lo atormenta cada vez mas y mas. Que tipo para paranóico deberás estar pensando y posiblemente tengas razón pero .... ¿alguna vez no lo hiciste tú?
La novela termina, y me van a disculpar si les malogro el final pero es vital para lo que voy a decir, cuando el hombre se da cuenta que efectivamente su amante le es infiel a él tambien y, cegado por la ira y por los celos, la mata y .... termina en el manicomio contando su historia. ¿Triste, verdad? Pero ... eso no es lo triste. Lo triste, amigo mío, es que ... ¡era verdad! Que un hombre tenga el arranque de pensar y pensar y de utilizar indicios para elucubrar las mas delirantes tesis y amargarse la vida con ello no es lo que me deja desalentado (sobre todo por que suelo ser propenso a esa practica tan maligna) sino el hecho de que lo mas probable es que esas tesis delirantes terminan siendo, en la mayoría de los casos, verdades tan grandes como el Amazonas. Especialmente en lo que a mujeres se refiere.
Triste conclusión ¿no? Digo, es un decir.
De todo lo contado y discutido (de lo que, por cierto, no se logró sacar conclusión alguna por que .... no era necesario) algo se me quedó en el recuerdo por que era un pensamiento que acuñé hace tiempo pero no tenía la valentía de formularlo y decirlo.
Mi madre me pasó hace cinco o seis meses "El Tunel" de Ernesto Sábato. Este libro cuenta la historia de un febril hombre, pintor para mas seña, que conoce una mujer casada y se hace su amante. Es, sin embargo, un hombre atormentado por sus celos, los que lo llevan a la enfermiza costumbre de elucubrar cualquier cantidad de hechos en base a los indicios que logra captar en las señas inconsientes, en los suspiros, en los pestañeos, en las inflecciones de voz, en los silencios y hasta en las ausencias de su amante. Cada cosa que ella hace le sirve para sacar una nueva conclusión que lo atormenta cada vez mas y mas. Que tipo para paranóico deberás estar pensando y posiblemente tengas razón pero .... ¿alguna vez no lo hiciste tú?
La novela termina, y me van a disculpar si les malogro el final pero es vital para lo que voy a decir, cuando el hombre se da cuenta que efectivamente su amante le es infiel a él tambien y, cegado por la ira y por los celos, la mata y .... termina en el manicomio contando su historia. ¿Triste, verdad? Pero ... eso no es lo triste. Lo triste, amigo mío, es que ... ¡era verdad! Que un hombre tenga el arranque de pensar y pensar y de utilizar indicios para elucubrar las mas delirantes tesis y amargarse la vida con ello no es lo que me deja desalentado (sobre todo por que suelo ser propenso a esa practica tan maligna) sino el hecho de que lo mas probable es que esas tesis delirantes terminan siendo, en la mayoría de los casos, verdades tan grandes como el Amazonas. Especialmente en lo que a mujeres se refiere.
Triste conclusión ¿no? Digo, es un decir.
2 comentarios:
Interesante conclusión Gonzalo, los hombres, asi como las mujeres al momento q esa persona especial nos brinda un poco de su cariño la necesidad de conocer su dia a dia, minuto a minuto, q hace o si piensa en ti o no se intensifica hasta convertirse en una herida abierta para ambas partes, es una pena como acaba la novela pero en la vida real cada uno escribe su final, ha escoger se ha dicho!
Pues a mi me parece que la novela se puede llamar asi acaban los atrasadores, si te metes en jardin ajeno sales espinado. gastas tiempo, esfuerzo y sentimiento en mercaderia ajena y te quedas sin nada, eso seguro, no importa el cariño ni la sensibilidad ni pretextos como esos; juega con cariño ajeno y tarde o temprano tendras que responder por eso. en el mejor de los casos ante otros y en la peor de las circunstancias ante ti mismo.
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