Viernes, 12 y 30 de la tarde. Bello sol radiante en el inicio de la tarde. Cielo serrano límpido y celeste. Acababa de terminar el segundo recreo, toca Educación Física, osea, dos horas de hueveo parejo. Pasan las otras secciones a sus salones, primer grado, segundo grado, tercer grado. De pronto ¡zas! la cagada. El profe se para en el micro y dice "Cuarto y Quinto se quedan para ensayar desfile". Adios las dos horas de hueveo parejo, te tocan dos horas de ranas, planchas, gritos, marcha. ¡¡Dios mio, ¿por qué nos has abandonado?!!
Lunes, 12 y 35 de la tarde. Vas rumbo al salón. Clase de Física. No hiciste la tarea y no entiendes absolutamente nada del Movimiento Rectilineo Uniformemente Acelerado. Eso va a implicar que hoy te quedas anotado en el parte. Sólo un milagro te salva. Tocan la puerta del salón antes de que Tatán (el profe de física) pueda siquiera saludar. "Disculpe profesor" - habla el hermano asesor del grado - "va a haber ensayo para el desfile, los alumnos tienen que salir". Aleluya. ¡Viva el Perú, carajo!
Marchar siempre ha sido una joda y, en el colegio, fiestas patrias era marchar. Yo estudié en provincias y esa regla era ineludible. Todos los colegios marchan y compiten. Claro que siempre va a ganar un colegio nacional de esos que son de la policia o del ejercito pero, no importa, igual hay que marchar. Creo que en Lima la situación era distinta. En realidad, no sé. Los ensayos de marcha fueron un fastidio para todos. Sin embargo, habiamos algunos desubicados a los que nos gustaba. Si, debo reconocerlo, yo marchaba y lo peor era que me gustaba.
Tal vez no me hubeira gustado si sólo hubiera sido uno en el batallón, masa informe de uniformados en manga de camisa con la insignia cosida al bolsillo y escarapela al costado. Pero, felizmente para mis recuerdos, y a pesar de mi talla (nunca fui de los altos, siempre estuve mas bien entre los que se salvaban por un pelo de llegar a la categoría de chatos) yo no solo marchaba, yo llevaba el gallardete. Y encima llevé el mas importante que el colegio obtuvo en su historia (que eran mas bien pocos considerando que llevaba como 70 años marchando). Es decir, los desfiles fueron para mi una forma de fungir de vedette. Claro, en mangas de camisa, guantes oscuros, pantalón, corbata, los infaltables cordones que se colgaban en el pecho, la correa de soporte cruzada en el pecho y el gran armatoste de bronce con una banderita de cincuenta centímetros morada con un sol bordado de amarillo al medio. Aún recuerdo claramente el sonido de las pifias en los estrados cuando los del Salesiano empezabamos a pasar desfilando. Que puedo decir, éramos los antipáticos de la ciudad.
Pero esa no era la única "ventaja" (Y resalto las comillas por que en realidad no era ninguna ventaja. Llevar el gallardete me obligaba a ir con la escolta y escuchar parado en el sol serrano (que en julio es mas bien inclemente) la larga misa que se mandaba el arzobispo. Asi, mientras yo me derretía los sesos, su obesidad hablaba del buen samaritano dentro de ese templo que desde entonces se me antoja muy fresco). La ventaja mas gratificante para mi en esos momentos era que llevar el gallardete me daba la prerrogativa de pasearme por entre los batallones (especialmente de los años inferiores) y ser yo el que ordenaba las ranas y las planchas. Es decir, me pasé al sector patronal. Je.
Sin embargo, aún ahora no logro entender por qué desfilan los colegios peruanos en 28 de julio. Una vez llegó al colegio un padre polaco que, al ver los primeros ensayos, se escandalizó totalmente por que, polaco de mas de sesenta años, ese tipo de cosas le despertaban cierto terrorífico recuerdo de alemanes uniformados que desfilaban, tal vez, entrando a su ciudad natal. Pobre. Que desfilen los militares es una cosa. Entendible. Pero ¿y los colegios?
Alguna vez en Cusco recuerdo haber desfilado en la plaza de armas por fiestas patrias, lo gracioso es que esa vez fue la primera que desfile y ... yo ¡¡¡tenía 7 años, estaba en tercero de primaria!!! ¿cual es la razón de hacer desfilar a criaturas tan pequeñas? Tal vez satisfacer el orgullo de los padres de ver a sus hijitos haciendo cosas de grandecitos. Me parece exactamente igual al impulso que tambien mostraban cuando, en el cumpleaños de la primita que cumplia 6, te sacaban de estar ensuciandote con tus amigos para llevarte a la sala, previas requintadas ("te he dicho mil veces que no te ensucies. ¡Mira ese pantalón! Que vergûenza!) para que te pongas a bailar alguna cumbia colombiana (¡¡¡¡Aaaaaay primorando!!!! quiero amanecer ....) con la hija de alguna señora mientras sientes tus orejas quemar de verguenza y pretendes mantener la decencia suficiente para no romper en llanto e ir a esconderte en la casa del perro.
Bueno, lo único cierto es que, luego de haber marchado casi 5 años de los 11 que lleve en colegio y habiendo pasado 11 más desde la última vez que marché, sigo sin entender. Si alguien lo hace ... pues que me explique, por favor. Digo, es un decir.
Lunes, 12 y 35 de la tarde. Vas rumbo al salón. Clase de Física. No hiciste la tarea y no entiendes absolutamente nada del Movimiento Rectilineo Uniformemente Acelerado. Eso va a implicar que hoy te quedas anotado en el parte. Sólo un milagro te salva. Tocan la puerta del salón antes de que Tatán (el profe de física) pueda siquiera saludar. "Disculpe profesor" - habla el hermano asesor del grado - "va a haber ensayo para el desfile, los alumnos tienen que salir". Aleluya. ¡Viva el Perú, carajo!
Marchar siempre ha sido una joda y, en el colegio, fiestas patrias era marchar. Yo estudié en provincias y esa regla era ineludible. Todos los colegios marchan y compiten. Claro que siempre va a ganar un colegio nacional de esos que son de la policia o del ejercito pero, no importa, igual hay que marchar. Creo que en Lima la situación era distinta. En realidad, no sé. Los ensayos de marcha fueron un fastidio para todos. Sin embargo, habiamos algunos desubicados a los que nos gustaba. Si, debo reconocerlo, yo marchaba y lo peor era que me gustaba.
Tal vez no me hubeira gustado si sólo hubiera sido uno en el batallón, masa informe de uniformados en manga de camisa con la insignia cosida al bolsillo y escarapela al costado. Pero, felizmente para mis recuerdos, y a pesar de mi talla (nunca fui de los altos, siempre estuve mas bien entre los que se salvaban por un pelo de llegar a la categoría de chatos) yo no solo marchaba, yo llevaba el gallardete. Y encima llevé el mas importante que el colegio obtuvo en su historia (que eran mas bien pocos considerando que llevaba como 70 años marchando). Es decir, los desfiles fueron para mi una forma de fungir de vedette. Claro, en mangas de camisa, guantes oscuros, pantalón, corbata, los infaltables cordones que se colgaban en el pecho, la correa de soporte cruzada en el pecho y el gran armatoste de bronce con una banderita de cincuenta centímetros morada con un sol bordado de amarillo al medio. Aún recuerdo claramente el sonido de las pifias en los estrados cuando los del Salesiano empezabamos a pasar desfilando. Que puedo decir, éramos los antipáticos de la ciudad.
Pero esa no era la única "ventaja" (Y resalto las comillas por que en realidad no era ninguna ventaja. Llevar el gallardete me obligaba a ir con la escolta y escuchar parado en el sol serrano (que en julio es mas bien inclemente) la larga misa que se mandaba el arzobispo. Asi, mientras yo me derretía los sesos, su obesidad hablaba del buen samaritano dentro de ese templo que desde entonces se me antoja muy fresco). La ventaja mas gratificante para mi en esos momentos era que llevar el gallardete me daba la prerrogativa de pasearme por entre los batallones (especialmente de los años inferiores) y ser yo el que ordenaba las ranas y las planchas. Es decir, me pasé al sector patronal. Je.
Sin embargo, aún ahora no logro entender por qué desfilan los colegios peruanos en 28 de julio. Una vez llegó al colegio un padre polaco que, al ver los primeros ensayos, se escandalizó totalmente por que, polaco de mas de sesenta años, ese tipo de cosas le despertaban cierto terrorífico recuerdo de alemanes uniformados que desfilaban, tal vez, entrando a su ciudad natal. Pobre. Que desfilen los militares es una cosa. Entendible. Pero ¿y los colegios?
Alguna vez en Cusco recuerdo haber desfilado en la plaza de armas por fiestas patrias, lo gracioso es que esa vez fue la primera que desfile y ... yo ¡¡¡tenía 7 años, estaba en tercero de primaria!!! ¿cual es la razón de hacer desfilar a criaturas tan pequeñas? Tal vez satisfacer el orgullo de los padres de ver a sus hijitos haciendo cosas de grandecitos. Me parece exactamente igual al impulso que tambien mostraban cuando, en el cumpleaños de la primita que cumplia 6, te sacaban de estar ensuciandote con tus amigos para llevarte a la sala, previas requintadas ("te he dicho mil veces que no te ensucies. ¡Mira ese pantalón! Que vergûenza!) para que te pongas a bailar alguna cumbia colombiana (¡¡¡¡Aaaaaay primorando!!!! quiero amanecer ....) con la hija de alguna señora mientras sientes tus orejas quemar de verguenza y pretendes mantener la decencia suficiente para no romper en llanto e ir a esconderte en la casa del perro.
Bueno, lo único cierto es que, luego de haber marchado casi 5 años de los 11 que lleve en colegio y habiendo pasado 11 más desde la última vez que marché, sigo sin entender. Si alguien lo hace ... pues que me explique, por favor. Digo, es un decir.
1 comentario:
ay primo... veras que desde esos dias yo no comulgaba con la idea d marchar (a menos que me den a llevar la bandera! pero como no se dio mas que en 1ro de primaria)... bueh)
pero que diablos... franco que eso de "mostrar patriotismo marchando" me parece tan bien sustentado como cimientos en las nubes... salud primo! este blog ah sido genial! :D
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