jueves, 9 de noviembre de 2006

El que mas grité

A mi me gusta el futbol hace más de 15 años. Y desde que tuve la conciencia suficiente para declararme simpatizante de algun equipo en particular, lo he sido de uno solo. Durante mis años de colegio fui realmente fanático. Durante los primeros años en Lima, a pesar de la negativa de mi hermano mayor, cumplí mi deseo de ser barrista. Formé parte de la barra popular durante algunos años, luego me mudé a la tribuna de la izquierda y durante varios años fui miembro de la barra de oriente. Okey, okey, no seremos muchos pero a mi nunca me importó, así sean diez o cinco mil los que estaban a mi costado, yo igual alentaba a mi esportin querido.

Hace ya mucho tiempo que no voy a la barra, me he vuelto un hincha de oriente de esos que van y se sientan al costado para ver su partido. Sin embargo, aún guardo ese entusiasmo de tribuna que me hace, ante la mirada incrédula de mis acompañantes, entrar cantando a la tribuna y pararme solo y saltar mientras grito a veinte metros de la barra.

Entonces me pongo a recordar y a mi mente llegan momentos muy intensos, llenos de esa felicidad absurda que sólo el fútbol puede dar y tambien de esa tristeza infinita que te deja con la desolante seguridad de que no hay nada, absolutamente nada, sobre la tierra que pueda motivarte a sonreir. He conocido todas las formas posibles de salir del estadio, exultante, orgulloso, avergonzado, atemorizado, triste, lloroso, corriendo por que viene la otra barra. En fin, el Sporting Cristal me ha acompañado a vivir.

Ahora, viendo este post en el blog de Ernesto recordé algunos de esos momentos que viví en la tribuna. Y recordé el que sin duda fue el gol que más he gritado en mi vida. Fue el año 2004 y estuve, para variar, en tribuna de oriente del estadio nacional. Cristal venía teniendo una campaña increiblemente buena. Luego de siete años volvimos a clasificar a octavos de final de la Copa Libertadores y como gran premio a nuestro primer lugar, nos tocó enfrentar al equipo campeón, los antipátiquisimos del Boca Juniors.

Boca adelantó con gol de Tevez. Previsible. De pronto Cristal empató con gol de Bonnet y fue mucha la alegria. Sin embargo, al final del primer tiempo, antes de irse al descanso, Crital hizo lo que no se esperaba. Se adelantó en el marcador gracias a un verdadero golazo que me hizo saltar de mi banca. ¡Golazo!, ¡Golazo! gritaba como un enajenado (en vez del clásico grito de simple ¡Gol!) sacudiendo los brazos levantados, me confundí en abrazos con Alvaro y otros amigos hasta sentir que dentro de mi cuerpo no quedaba ni una sola molécula de aire más. Dejé de gritar para tomar aire y pude sentir, como novedad, cómo el aire volvia a irrigar mi cerebro. Me mareé, la cabeza me dio vueltas, me apoyé en el espaldar de la banca y cuando recobré el equilibrio (todo esto en escasos dos segundos durante los cuales el resto del estadio seguía gritando) volví a pararme en la banca y seguí gritando.

Este es el video del gol.



Durante el segundo tiempo, Boca Juniors metió dos goles. Mi esportin querido perdió el partido 2-3. Pero esos son detalles irrelevantes. Digo, es un decir.

3 comentarios:

Marea dijo...

Un golazazazo, pucha como que perdieron al final no puede ser, al menos gritaste gol como nunca entu vida.

Unknown dijo...

Que va, indiscutible, un golazo terrible, inesperado, de esos que hacen olvidarte del mundo entero. Hace mucho que no grito un gol así.

Anónimo dijo...

Yo estuve en Norte aquella noche. Fue un bombazo tan clasico en el pato