A mi se me hace cuento que empezó Buenos Aires
la juzgo tan eterna como el agua y el aire
Jorge Luis Borges.
la juzgo tan eterna como el agua y el aire
Jorge Luis Borges.
Tal vez las personas que me conozcan hace más de 7 años sabrán de mi afición por Buenos Aires. En realidad, la ciudad del río siempre me llamó la atención por diversos motivos. El fútbol, el tango, las librerías, la carne, las argentinas, etc., etc., etc.
Eso me llevó a la enfermiza afición que ya comenté antes acá y que se refiere al hecho de buscar planos, mapas, fotos y aprenderme calles y estaciones de metro con la finalidad de que, finalmente el día que esté allá, sepa exactamente qué hacer y cómo desenvolverme, no perderme y hacer como si siempre hubiera vivido ahí. Cuando vivía en Huancayo, logré aprender cómo era Lima antes de venir mediante los planos y, tras un cortísimo plazo de acomodo, me salió a la perfección.
Leyendo Drácula de Bram Stocker me enteré de que el Conde tenía en su castillo en Transilvania una completísima biblioteca llena de libros que estudiaban la cultura inglesa de tal manera que su inglés era perfecto y tenía una correcta entonación londinense, aunque el acento rumano no se lo pudo quitar nunca. Los dientes eran más fáciles de esconder, hasta donde entendí. Pero Drácula conocía los barrios, las avenidas, las zonas y cuando le habló a Jonathan Harker de las propiedades que quería adquirir, éste se sorprendió cuando el vampiro le describió lo qué él venía a contarle, dónde quedan las cosas.
Así, nunca me resigné a aceptar que yo no conocía ya Buenos Aires y, a la par que guardaba la esperanza de ir y encontrarla en su sitio, urdí mentiras al respecto que, en alguna borrachera, las hice públicas como si fueran ciertas, mentiras impertinentes con historia y todo que mis amigos en su compasión, espero, sabrán perdonar.
Y bueno, pues nada. Que el 26 me subo al avión y me voy al encuentro de la ciudad tantas veces conocida y tantas veces imaginada. Espero que me reciba bien. ¿Planes? Si, uno solo… caminar. Yo soy de la idea de que uno se apropia de las ciudades caminándolas y pienso apropiarme de Buenos Aires. Me esperan 5 días de caminata a ultranza. Pienso gastar las suelas de mis zapatillas y regresar a la patria sin calzado pero con una deuda saldada.
Aunque, también es cierto que de tanto imaginármela, ya me la conozco. Digo, es un decir.
Eso me llevó a la enfermiza afición que ya comenté antes acá y que se refiere al hecho de buscar planos, mapas, fotos y aprenderme calles y estaciones de metro con la finalidad de que, finalmente el día que esté allá, sepa exactamente qué hacer y cómo desenvolverme, no perderme y hacer como si siempre hubiera vivido ahí. Cuando vivía en Huancayo, logré aprender cómo era Lima antes de venir mediante los planos y, tras un cortísimo plazo de acomodo, me salió a la perfección.
Leyendo Drácula de Bram Stocker me enteré de que el Conde tenía en su castillo en Transilvania una completísima biblioteca llena de libros que estudiaban la cultura inglesa de tal manera que su inglés era perfecto y tenía una correcta entonación londinense, aunque el acento rumano no se lo pudo quitar nunca. Los dientes eran más fáciles de esconder, hasta donde entendí. Pero Drácula conocía los barrios, las avenidas, las zonas y cuando le habló a Jonathan Harker de las propiedades que quería adquirir, éste se sorprendió cuando el vampiro le describió lo qué él venía a contarle, dónde quedan las cosas.
Así, nunca me resigné a aceptar que yo no conocía ya Buenos Aires y, a la par que guardaba la esperanza de ir y encontrarla en su sitio, urdí mentiras al respecto que, en alguna borrachera, las hice públicas como si fueran ciertas, mentiras impertinentes con historia y todo que mis amigos en su compasión, espero, sabrán perdonar.
Y bueno, pues nada. Que el 26 me subo al avión y me voy al encuentro de la ciudad tantas veces conocida y tantas veces imaginada. Espero que me reciba bien. ¿Planes? Si, uno solo… caminar. Yo soy de la idea de que uno se apropia de las ciudades caminándolas y pienso apropiarme de Buenos Aires. Me esperan 5 días de caminata a ultranza. Pienso gastar las suelas de mis zapatillas y regresar a la patria sin calzado pero con una deuda saldada.
Aunque, también es cierto que de tanto imaginármela, ya me la conozco. Digo, es un decir.
1 comentario:
que bueno que vayas.. que te vaya bien y lleva zapatillas de repuesto..
El Gran RacuRock
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