viernes, 6 de febrero de 2009

Hoy, mientras planchaba la camisa de los viernes (por que hoy es viernes, no por que tenga una sola camisa para tooooodos los viernes), escuché la noticia de que el alcalde de Surquillo proponía - o algo así - la liberalización de la venta de marihuana y cocaína para los adictos. Sonreí incrédulo por que, según leí alguna vez en una noticia impresa, este alcalde era el mismo que quería prohibir la venta de alcohol en su distrito las 24 horas del santo día. O por lo menos eso creí entender.

Ahora, a mi la idea no me parece muy mala en realidad.

Es decir, la gente que compra droga es la que quiere comprar droga. Digamos, si a mi se me antojara comprarla ... pues la compraría. Así de simple. Entonces todas las prohibiciones y demás están - como si alguna vez no lo hubieran estado - de más. Ahora, ¿por qué no compro? Bueno, creo que eso tiene que ver más con una idea personal al respecto que con la eficacia de las prohibiciones. Es decir, y por lo menos en mi caso, educar resulta más efectivo que prohibir.

Por otro lado, qué pasaría si liberalizas la venta de drogras y la haces legal a través de establecimientos especiales - cualquier farmacia serviría. Pues creo yo que lo que pasaría es que no habría un gran aumento de consumidores. ¿Por qué? Pues por que resulta claro que todo aquel que desea comprar las dichosas sustancias ... ya las está comprando. Y por otro lado, aquellos que no compramos ahora, es muy probable que tampoco compremos por más que estén en máquinas expendedoras por la calle. Claro que este razonamiento es muy simplista y posiblemente no sea rigurosamente cierto pero igual considero que - a pesar de prohibiciones - la venta de drogas es ya casi tan libre como si lo fuera de la otra manera.

Sin embargo a eso puedes sumarle otro tema y es que ... al poder liberalizar la venta de la sustancia mediante empresas - tendrían que haber empresas - que se encarguen de producirlas y empaquetarlas puedes generar, por fin, un mecanismo de control respecto a la calidad y origen de las mismas. Y, sobre todo, les revientas la llanta totalmente a aquellos que ganan con los sobrecostos que genera per se la "clandestinidad". Pasaría algo similar a lo que pasó en los Estados Unidos cuando levantaron la prohibición: que el precio del alcohol sufrió un descenso total. Es decir, matas el mercado negro y haces que una actividad altamente rentable se convierta en una actividad común y corriente como la de vender aspirinas.

Claro eso sería muy bueno ¿no? Si matas el mercado negro, se acabaría el tráfico ilícito de drogas y la actividad de venta, producción y traslado no sería tan atractiva. Pero claro, también acabarías con los grandes capitales que se dedican a luchar contra eso. Y me parece que es por aquí dónde está el tema y la principal razón por la que no podemos pensar en ser Holanda en cuanto se refiere a la legalizacion de la venta de drogas.

Pero a mi no me termina pareciendo mala idea. Al contrario.

Y también supe que se iba a venir un cargamontón contra el pobre alcalde surquillano al que una buena idea le pareció simplemente eso: una buena idea.

Digo, es un decir.

No hay comentarios.: