Yo creí que se trataba de una nueva moda, que los diseñadores de ropa italianos habían decidido apostar por un nuevo modelo de medias para alpargatas. Luego me enteré que no se trataba de ninguna moda.
Ver al presidente del Banco Mundial, un señor que ganará en un mes lo que yo no he logrado ver junto en todo lo que llevo trabajando, con sendos huecos en ambas medias me sacó una sonrisa.
Vamos, es evidente que el descuido de este personaje es terrible y es asi que asoman también las manchas en su pierna izquierda.
Ahora, cuando vi la noticia entera el nombre me quedó dando vueltas. "¿Dónde había visto otra cosa de este Wolfowitz?" - preguntaba tratando de recordar. Hasta que recordé.
Hace unos años, Michael Moore presentó su película "Farenheit 9/11". Buen documental aunque personalmente me pareció no tan buena como las otras que había ya hecho Moore. Igual la fui a ver apenas se estrenó y, entre las tomas finales, pasaba varios gags protagonizados por, en ese entonces, miembros de la administración Bush. Entre ellos apareció el señor Paul Wolfowitz (sub-secretario de defensa gringo) quien, mientras esperaba el inicio de la entrevista en las afueras del Capitolio, se peinaba el rebelde pelo con la mano. Todo normal.
Sin embargo ese fue el momento en que apareció sobre su cabeza el "mechón rebelde", aquel que no se logra aplacar por mas que pases peine, cepillo, mano, agua, laca o cuanto producto exista. Simplemente el "mechón rebelde" no se pone en su sitio. Y eso pareció darse cuenta Wolfowitz quien, ya cansado de pasar y repasar el peine, no tuvo mejor idea que llevar el instrumento (que se lo había pasado varias veces por los cabellos) a la boca, darle una suculenta chupada y volver a pasarselo por la cabeza. Luego culminó dándole una buena lamida a la palma de su mano derecha para pasarla tambien sobre el "mechón rebelde".
El "mechón rebelde" se terminó aplacando (tal vez de vergüenza) lo que motivó la candorosa sonrisa de Wolfowitz quien no era consciente de que todo ese arreglo capilar había sido captado por la bendita cámara y que, meses despues, sería pasado a todo el mundo gracias a Michael Moore.
Wolfowitz no es un personaje que sea muy conocido fuera de su país. Aunque dentro de él es un personaje recurrente de tiras cómicas.
Sin embargo, lo visto me permite sacar conclusiones que el actual Presidente del Banco Mundial es un sujeto de cuestionable higiene. Menos mal que no es francés, si no imagínense. Digo, es un decir.
Ver al presidente del Banco Mundial, un señor que ganará en un mes lo que yo no he logrado ver junto en todo lo que llevo trabajando, con sendos huecos en ambas medias me sacó una sonrisa.
Vamos, es evidente que el descuido de este personaje es terrible y es asi que asoman también las manchas en su pierna izquierda.
Ahora, cuando vi la noticia entera el nombre me quedó dando vueltas. "¿Dónde había visto otra cosa de este Wolfowitz?" - preguntaba tratando de recordar. Hasta que recordé.
Hace unos años, Michael Moore presentó su película "Farenheit 9/11". Buen documental aunque personalmente me pareció no tan buena como las otras que había ya hecho Moore. Igual la fui a ver apenas se estrenó y, entre las tomas finales, pasaba varios gags protagonizados por, en ese entonces, miembros de la administración Bush. Entre ellos apareció el señor Paul Wolfowitz (sub-secretario de defensa gringo) quien, mientras esperaba el inicio de la entrevista en las afueras del Capitolio, se peinaba el rebelde pelo con la mano. Todo normal.
Sin embargo ese fue el momento en que apareció sobre su cabeza el "mechón rebelde", aquel que no se logra aplacar por mas que pases peine, cepillo, mano, agua, laca o cuanto producto exista. Simplemente el "mechón rebelde" no se pone en su sitio. Y eso pareció darse cuenta Wolfowitz quien, ya cansado de pasar y repasar el peine, no tuvo mejor idea que llevar el instrumento (que se lo había pasado varias veces por los cabellos) a la boca, darle una suculenta chupada y volver a pasarselo por la cabeza. Luego culminó dándole una buena lamida a la palma de su mano derecha para pasarla tambien sobre el "mechón rebelde".
El "mechón rebelde" se terminó aplacando (tal vez de vergüenza) lo que motivó la candorosa sonrisa de Wolfowitz quien no era consciente de que todo ese arreglo capilar había sido captado por la bendita cámara y que, meses despues, sería pasado a todo el mundo gracias a Michael Moore.
Wolfowitz no es un personaje que sea muy conocido fuera de su país. Aunque dentro de él es un personaje recurrente de tiras cómicas.
Sin embargo, lo visto me permite sacar conclusiones que el actual Presidente del Banco Mundial es un sujeto de cuestionable higiene. Menos mal que no es francés, si no imagínense. Digo, es un decir.
7 comentarios:
Viejo cerdo, pof!
Probablemente no se lave las manos después de orinar.
o sea le gusta la chupadita...que vaya a chuparle el peine a su mnadre oiga usted!
Ahora recuerdo la escena de la película, un tanto desagradable la imagen por cierto, en fin, queda claro que este señor tiene tanto aprecio por su apariencia personal como por las causas que defiende.
Wakalaaaaaaaaaaaa
jajajajaj cha mare!
Hay gente.....
Pucha, ya recordé la escena de Farenheit 9/11. Ese tío si que está bastante desagradable, jaja, cómo estarán sus calzoncillos.
Otra cosa, por favor, visita mi blog que tengo un jueguillo turbio para ti (mentira, no es nada turbio sino más bien inocente).
jajajja no lo puedo creer!!!
si vi esa pelicula ahora recuerdo?...
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