Acabo de leer que sacaron al jugador uruguayo de la San Martín que le dijo unas cuantas lindezas a la árbitro Sivia Reyes el pasado domingo luego de que esta lo expulsara. A mi también me parece mal que el jugador se haya despachado tales despropósitos pero me parece que, como siempre, en el Perú se vuelve a sobreactuar. Sobre este tema han hablado hasta la ministra de la mujer y la defensora del pueblo, inclusive.
Personalmente, yo creo que al jugador - como a todo jugador que le falta el respeto a un árbitro - había que sancionarlo ... deportivamente. Su tarjeta roja y varias fechas de suspensión por lisuriento. Pero de ahí a botarlo del equipo, no sé. Y es que yo pienso que insultar "a la" árbitro es exactamente igual que insultar "al" árbitro. Y que yo sepa a los árbitros se le han dicho perlas mucho más graves que las que Leguizamón le soltó a la juez Reyes.
¿Entonces qué? ¿Es más grave insultar a una mujer que a un hombre? ¿Acaso Reyes cuando se metío de árbitro no sabía que en algún momento alguien, hombre o mujer, le iba a decir su vida a cuadros? ¿Es que yo puedo decirle zamba canuta a, digamos, Victor Hugo Rivera y voy a mantener la chamba pero no puedo decírselo a Silvia Reyes por que me botan? ¿Acaso no todos somos iguales?
Yo no me considero un sujeto machista, por el contrario, me considero un sujeto "igualitarista". Es decir, salvo cosas de fuente biológica o física, no creo que exista la menor diferencia entre un hombre y una mujer. Tanto a nivel de lo que pueden hacer como a nivel de lo que pueden recibir. Así, una mentada de madre duele tanto a un hombre como a una mujer. Y todo lo demás también. Ergo, si la mentada de madre a un árbitro se castiga con tres fechas, por ejemplo, la mentada de madre a la mujer arbitro se castiga con tres fechas. Tas con tas.
Pero, claro, es más fácil ganar aplausos con la discriminación positiva. Y es más fácil por que es una falacia. Esa "sobreprotección" a la mujer que hace que todos meneen afirmativa la cabecita mientras ponen cara de total satisfacción es quizá aún más humillante a mi parecer. Decir: "uno puede insultar a un hombre pero no puede insultar a una mujer por que ésta es como una flor y la flor se me marchita" puede sonar muy galante y muy defensor de las mujeres pero - qué quieres que te diga, macho, así me suena a mi - a mi me suena más a decir: "como estas pobres tontuelas son unas menguaditas tenemos que tratarlas distinto, como no pueden valerse por si solas, tenemos que moderarnos y salir a defenderlas. Sino, sabe Dios que sería de ellas".
Por eso me parece aún más criticable cuando salen mujeres a decir: "no se nos puede tratar así" cuando el trato que recibieron fue el trato usual - no digo correcto, digo usual - en el medio en que eligieron moverse. Es decir, la misma mujer, en vez de decir lo que se supone que quiere decir: "Ni se les ocurra tratarme diferente. Tratenme igual" viene a reclamar: "trátenme con preferencia por que soy una pobrecita que no puede soportar las cosas como vienen". Y claro, esa faceta puede quedar escondida por que ... siempre es más fácil, no importa la justificación que se utilice, que uno reciba las ventajas y premios por algo que se "es" y no por algo que "se logra".
Y disculpenme pero ... yo no pienso así. Ya antes había dicho que la mayoría de mujeres que conozco me parecen personas tan admirables como cualquiera (aunque también conozco menguaditas pero eso no se debe a su género sino a su forma de pensar) y yo no podría discriminarlas ni negativa ni positivamente. Tanto uno como otro me parecen criticables con la diferencia que en la segunda, no sólo las discrimino, sino que también las engaño. Les hago creer con gestos aparentemente "caballerosos" que no estoy haciendo lo que en realidad estoy haciendo: "tratándolas como si no fueran iguales a mi". La mejor forma de respetar es tratando a las personas de acuerdo a lo que ellas mismas hacen de ellas, no a lo que su biología - que a fin de cuentas es producto de un azar - les dio de diferente.
La cantaleta preferida contra este razonamiento es clásico: "Imagínate que es tu madre o tu hermana". Bueno, yo no tengo hermana. Pero mi madre ha sido ejemplo de muchas cosas en mi vida. Y la recuerdo y sé que todas las cosas que logró, que fueron muchas, las logró peleándolas en la cancha, disputándoselas en reñidas competencias tanto a hombres como a mujeres y, a pesar de eso, terminar ganándoselas con harta diferencia. Si me llena de orgullo hablar de ella es precisamente por que sé que nadie le regaló las cosas por el sólo hecho de ser mujer o de ser "hermana de", "esposa de" o "madre de". Además, conociéndola como la conozco, sé que se sentíria ofendida si alguien quisiera darle algún reconocimiento no por su capacidad, sus actos o su forma de pensar sino por el sólo y simple hecho de ser mujer, como si no hubiera algún otro rasgo - de los muchos que tiene - que merecería resaltarse.
Luego leo que, en desagravio, van a poner a Reyes a arbitrar el clásico. Es decir, para el partido más importante del campeonato, el árbitro no va a ser elegido por su capacidad sino ... por el género. Esto se ve más grave aún cuando ves que, insultos aparte, la labor arbitral de Reyes fue sinceramente pésima y que habrían otros árbitros que podrían hacer mejor papel, más aún considerando que el clásico que viene se presenta especialmente picante. Si yo fuera Reyes y me dieran los premios no por lo que hago, por mi capacidad y por lo que valgo sino por que alguien me insultó y la sociedad entera se puso a discriminarme positivamente me sentiría peor aún que cuando Leguizamón me dijo lo que le dijo.
Aunque quizá eso no importe mucho. Digo, es un decir.
Personalmente, yo creo que al jugador - como a todo jugador que le falta el respeto a un árbitro - había que sancionarlo ... deportivamente. Su tarjeta roja y varias fechas de suspensión por lisuriento. Pero de ahí a botarlo del equipo, no sé. Y es que yo pienso que insultar "a la" árbitro es exactamente igual que insultar "al" árbitro. Y que yo sepa a los árbitros se le han dicho perlas mucho más graves que las que Leguizamón le soltó a la juez Reyes.
¿Entonces qué? ¿Es más grave insultar a una mujer que a un hombre? ¿Acaso Reyes cuando se metío de árbitro no sabía que en algún momento alguien, hombre o mujer, le iba a decir su vida a cuadros? ¿Es que yo puedo decirle zamba canuta a, digamos, Victor Hugo Rivera y voy a mantener la chamba pero no puedo decírselo a Silvia Reyes por que me botan? ¿Acaso no todos somos iguales?
Yo no me considero un sujeto machista, por el contrario, me considero un sujeto "igualitarista". Es decir, salvo cosas de fuente biológica o física, no creo que exista la menor diferencia entre un hombre y una mujer. Tanto a nivel de lo que pueden hacer como a nivel de lo que pueden recibir. Así, una mentada de madre duele tanto a un hombre como a una mujer. Y todo lo demás también. Ergo, si la mentada de madre a un árbitro se castiga con tres fechas, por ejemplo, la mentada de madre a la mujer arbitro se castiga con tres fechas. Tas con tas.
Pero, claro, es más fácil ganar aplausos con la discriminación positiva. Y es más fácil por que es una falacia. Esa "sobreprotección" a la mujer que hace que todos meneen afirmativa la cabecita mientras ponen cara de total satisfacción es quizá aún más humillante a mi parecer. Decir: "uno puede insultar a un hombre pero no puede insultar a una mujer por que ésta es como una flor y la flor se me marchita" puede sonar muy galante y muy defensor de las mujeres pero - qué quieres que te diga, macho, así me suena a mi - a mi me suena más a decir: "como estas pobres tontuelas son unas menguaditas tenemos que tratarlas distinto, como no pueden valerse por si solas, tenemos que moderarnos y salir a defenderlas. Sino, sabe Dios que sería de ellas".
Por eso me parece aún más criticable cuando salen mujeres a decir: "no se nos puede tratar así" cuando el trato que recibieron fue el trato usual - no digo correcto, digo usual - en el medio en que eligieron moverse. Es decir, la misma mujer, en vez de decir lo que se supone que quiere decir: "Ni se les ocurra tratarme diferente. Tratenme igual" viene a reclamar: "trátenme con preferencia por que soy una pobrecita que no puede soportar las cosas como vienen". Y claro, esa faceta puede quedar escondida por que ... siempre es más fácil, no importa la justificación que se utilice, que uno reciba las ventajas y premios por algo que se "es" y no por algo que "se logra".
Y disculpenme pero ... yo no pienso así. Ya antes había dicho que la mayoría de mujeres que conozco me parecen personas tan admirables como cualquiera (aunque también conozco menguaditas pero eso no se debe a su género sino a su forma de pensar) y yo no podría discriminarlas ni negativa ni positivamente. Tanto uno como otro me parecen criticables con la diferencia que en la segunda, no sólo las discrimino, sino que también las engaño. Les hago creer con gestos aparentemente "caballerosos" que no estoy haciendo lo que en realidad estoy haciendo: "tratándolas como si no fueran iguales a mi". La mejor forma de respetar es tratando a las personas de acuerdo a lo que ellas mismas hacen de ellas, no a lo que su biología - que a fin de cuentas es producto de un azar - les dio de diferente.
La cantaleta preferida contra este razonamiento es clásico: "Imagínate que es tu madre o tu hermana". Bueno, yo no tengo hermana. Pero mi madre ha sido ejemplo de muchas cosas en mi vida. Y la recuerdo y sé que todas las cosas que logró, que fueron muchas, las logró peleándolas en la cancha, disputándoselas en reñidas competencias tanto a hombres como a mujeres y, a pesar de eso, terminar ganándoselas con harta diferencia. Si me llena de orgullo hablar de ella es precisamente por que sé que nadie le regaló las cosas por el sólo hecho de ser mujer o de ser "hermana de", "esposa de" o "madre de". Además, conociéndola como la conozco, sé que se sentíria ofendida si alguien quisiera darle algún reconocimiento no por su capacidad, sus actos o su forma de pensar sino por el sólo y simple hecho de ser mujer, como si no hubiera algún otro rasgo - de los muchos que tiene - que merecería resaltarse.
Luego leo que, en desagravio, van a poner a Reyes a arbitrar el clásico. Es decir, para el partido más importante del campeonato, el árbitro no va a ser elegido por su capacidad sino ... por el género. Esto se ve más grave aún cuando ves que, insultos aparte, la labor arbitral de Reyes fue sinceramente pésima y que habrían otros árbitros que podrían hacer mejor papel, más aún considerando que el clásico que viene se presenta especialmente picante. Si yo fuera Reyes y me dieran los premios no por lo que hago, por mi capacidad y por lo que valgo sino por que alguien me insultó y la sociedad entera se puso a discriminarme positivamente me sentiría peor aún que cuando Leguizamón me dijo lo que le dijo.
Aunque quizá eso no importe mucho. Digo, es un decir.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo. Este asunto ha sido muy mal amenjado y me aprece que la reacción terminó siendo más sexista que el insulto original. Insultar a un arbitro es algo normal en el fútbol, sin que eso signifique que esté bien.
He escrito sobre eso en mi blog, por si se quieren dar una vuelta
Saludos
Chalo,
Suscribo tu idea al 100%, justamente voy a preparar un post al respecto(con link a lo que acabas de postear)en el que no solamente toco esta patinada sino también la que la misma universidad ha estado a punto de cometer con una periodista de Perú 21 por el hecho de ser lesbiana.
Cuanto me gustaría que todos los que se han rasgado las vestiduras en este caso lo hiciesen a diario visitando comisarías donde mujeres golpeadas denuncian a un marido que ha estado a punto de matarlas.Y que en lugar de andar golpeandose el pecho se preocupen de tratar mejor a las mujeres de su entorno empezando por las empleadas domésticas.
Por eso soy escéptico en cuanto a las perspectivas del país, equivocamos todos los roles cuando se trata de definir temas básicos como este, ya te imaginas como es el día a día de las cuestiones complejas que nunca se terminan de resolver.
Saludos
Schatz
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