viernes, 25 de abril de 2008

Hordas

Erase una vez Miraflores, cuyos edificios estaban siendo devorados por la neblina.

Erase un sujeto que, desde un décimo sexto piso, veía como las hordas invernales provenientes del mar invadían la capital de su país. Y no podía hacer nada.

Salvo ir a comprarse una chompa. Digo, es un decir.

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