Hoy llegué tarde al estudio. Llegué absorto en mis cavilaciones, dandole vueltas a mis dramas personales que no son muchos pero me hacen tambalear bastante (a veces quisiera ser yoga, sólo concentrarse en algo y no sentir). Tanto así que incluso me olvide en saludar a Omar (compañero de oficina) por su cumpleaños (y eso que sólo somos cuatro). De pronto me soltaron una noticia que yo no sabía y que, en realidad, en perspectiva con el mundo no es taaaan gran noticia. Pero me dio pena.
Tal vez por que el sujeto en realidad, a parte de parecer demasiado entusiasta, en realidad me caía bien. Nunca lo veía, sólo algunas veces me detuve en el cable para ver cómo ese enajenado se metía a acariciar viboras sumamente venenosas mientras decía a las cámaras que si hacía un movimiento muy brusco, ese animal le podría zampar una mordida fatal. "Mira que hay gente rara" era mi constante y continuo pensamiento cada vez que me detenía a ver cómo las pasaba tan bien con la alimaña de turno.
Pues bueno, mi tocayo Steve Irwin, australiano y muy dado a meterse a jaulas infestadas de cocodrilos para salir en el cable, se murió. Se puso a jugar con la alimañana de turno y esta le metio un zuácate que lo dejó frio en el acto. Me lo imagino mirando a la cámara y diciendo: "si fastidio mucho a esta mantaraya, es capaz de clavarme su aguijón en el pecho y no darme tiempo a reaccionar". Bueno pues, que fastidió mucho a la mantaraya y esta le clavó el aguijón en el corazón y no le dio tiemop a reaccionar. Alguna vez tenía que suceder. Bien dicen que "quien con niños se acuesta amanece mojado". Diria yo que quien con alimañas venenosas se pone a jugar, pues un buen día lo pican y se acabó todo.
Un lastima, de verdad, el tipo me caía bien. Aunque, hubiera sido peor que muriera atropellado por una combi. Por lo menos se fue en su ley. Digo, es un decir.
Tal vez por que el sujeto en realidad, a parte de parecer demasiado entusiasta, en realidad me caía bien. Nunca lo veía, sólo algunas veces me detuve en el cable para ver cómo ese enajenado se metía a acariciar viboras sumamente venenosas mientras decía a las cámaras que si hacía un movimiento muy brusco, ese animal le podría zampar una mordida fatal. "Mira que hay gente rara" era mi constante y continuo pensamiento cada vez que me detenía a ver cómo las pasaba tan bien con la alimaña de turno.
Pues bueno, mi tocayo Steve Irwin, australiano y muy dado a meterse a jaulas infestadas de cocodrilos para salir en el cable, se murió. Se puso a jugar con la alimañana de turno y esta le metio un zuácate que lo dejó frio en el acto. Me lo imagino mirando a la cámara y diciendo: "si fastidio mucho a esta mantaraya, es capaz de clavarme su aguijón en el pecho y no darme tiempo a reaccionar". Bueno pues, que fastidió mucho a la mantaraya y esta le clavó el aguijón en el corazón y no le dio tiemop a reaccionar. Alguna vez tenía que suceder. Bien dicen que "quien con niños se acuesta amanece mojado". Diria yo que quien con alimañas venenosas se pone a jugar, pues un buen día lo pican y se acabó todo.
Un lastima, de verdad, el tipo me caía bien. Aunque, hubiera sido peor que muriera atropellado por una combi. Por lo menos se fue en su ley. Digo, es un decir.
1 comentario:
Me pregunto si el pensaria lo contrario "si me muriera, al menos me gustaria que me pique un bicho a los cuales tanto temo como amo", yo ME SUPONGO!!!
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