Tenía 16 años, era mi primer año en la universidad y mi familia me presionó para que me meta al grupo que se preparaba para recibir la confirmación. Practicamente me impusieron recibir el último sacramento que he recibido y que espero recibir. Claro que, seamos justos con la situación, luego de 11 años de colegio religioso, la idea de tener que confirmarme no me fastidiaba mucho. Era como nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y morir; lo que yo creia como parte normal de la vida de una persona. En ese programita tan pateticamente parroquial, conocí a algunas personas y estas a su vez me presentaron a otras. En una de esas presentaciones fue que escuché por primera vez el comentario.
"¿Tienes 16 años? No pareces, para nada. Pareces de 22".
Aquella primera vez el comentario no me fastidió en absoluto. Es mas, me gustó por que lo que no me emocionaba era ir caminando en la universidad con cara de bebe. Asi que, si no la tenía, todo estaba mejor. No pude reprimir la reflexión que ahora me causa una sonrisa "¿22? ¿tan viejo?" La verdad es que todas las mañanas, a mi parecer, el espejo me devovía la imagen de un sujeto de 16 años, 18 a lo mas, pero no uno de 22. En fin.
Luego, cuando tuve 20, la gente no me creía que tenía 20, me echaban 25 o 26. Empecé a engordar, volví a cortarme el pelo y a éste le gustó tanto la idea que empezó de motu propio a caerse por si solo dejándome con unas buenas entradas. Y cuando tenia 22, la gente me echaba 28. Ahí empecé a perder la esperanza de que algún día mi edad real alcanzaría a mi edad aparente. Comencé a trabajar y el trabajo me obligó a usar diariamente terno y corbata, lo que aunado a todo lo anterior, me daba (y me da) un aspecto mas serio, mas de señor y menos de una persona de 24 que sólo pensaba en cobrar su cheque e irse con sus patas todo el fin de semana a ver qué salía.
Hoy tengo 26, bajé de peso, el pelo no volvió. Pero igual me hechan treintaytantos, quizá y hasta me vean mayor que mis hermanos, o contemporaneo a ellos. De todos lados me llegan comentarios de ese estilo. Y creo que ya no me queda otra que acostumbrarme. De repente, cuando tenga 72 nadie me va a decir "oye, que pareces de 90", eso espero. Profesionalmente eso me cae bien pues ya no me toman por el chiquillo con apenas tres años de ejercicio que soy sino que me atribuyen mas años y méritos que los que he juntado hasta ahora. Pero igual, como anoche, me gustaría salir a la calle y gritarles a todos los que me aumentan la edad que, por un demonio, ¡¡¡sólo tengo 26 años, cagüenlostia!!!!
Digo, eso de salir gritando, es un decir.
"¿Tienes 16 años? No pareces, para nada. Pareces de 22".
Aquella primera vez el comentario no me fastidió en absoluto. Es mas, me gustó por que lo que no me emocionaba era ir caminando en la universidad con cara de bebe. Asi que, si no la tenía, todo estaba mejor. No pude reprimir la reflexión que ahora me causa una sonrisa "¿22? ¿tan viejo?" La verdad es que todas las mañanas, a mi parecer, el espejo me devovía la imagen de un sujeto de 16 años, 18 a lo mas, pero no uno de 22. En fin.
Luego, cuando tuve 20, la gente no me creía que tenía 20, me echaban 25 o 26. Empecé a engordar, volví a cortarme el pelo y a éste le gustó tanto la idea que empezó de motu propio a caerse por si solo dejándome con unas buenas entradas. Y cuando tenia 22, la gente me echaba 28. Ahí empecé a perder la esperanza de que algún día mi edad real alcanzaría a mi edad aparente. Comencé a trabajar y el trabajo me obligó a usar diariamente terno y corbata, lo que aunado a todo lo anterior, me daba (y me da) un aspecto mas serio, mas de señor y menos de una persona de 24 que sólo pensaba en cobrar su cheque e irse con sus patas todo el fin de semana a ver qué salía.
Hoy tengo 26, bajé de peso, el pelo no volvió. Pero igual me hechan treintaytantos, quizá y hasta me vean mayor que mis hermanos, o contemporaneo a ellos. De todos lados me llegan comentarios de ese estilo. Y creo que ya no me queda otra que acostumbrarme. De repente, cuando tenga 72 nadie me va a decir "oye, que pareces de 90", eso espero. Profesionalmente eso me cae bien pues ya no me toman por el chiquillo con apenas tres años de ejercicio que soy sino que me atribuyen mas años y méritos que los que he juntado hasta ahora. Pero igual, como anoche, me gustaría salir a la calle y gritarles a todos los que me aumentan la edad que, por un demonio, ¡¡¡sólo tengo 26 años, cagüenlostia!!!!
Digo, eso de salir gritando, es un decir.
3 comentarios:
HAHAHAHAHA pucha primo... no te preocupes, yo siempre recordare q tenemos la misma edad! :D
ah si... no veas mi blog... fuera de bromas, REALMENTE es un rocario, asi q ni atencion prestes que sirve de catarsis de cuando en cuando en los momentos que no vuelco nada en myspace (que ahi si mas o menos pongo algo mas de "cordura" si es que asi se le puede llamar)
Uno obtiene ese tipo de comentarios cuando sale con infantes pues!!! si andaras con personas de tu edad, el tema edad no seria tema
Puesssss, que te puedo decir. Yo también tengo 26 y los chiquillos de 20 me creen de su edad. Al principio es estimulante, pero supongo que en algún momento tendrá sus contras. Felizmente, Aún no.
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